Review

Forza Horizon 2

Un poema de velocidad y gasolina
LEVELUP 8.8 Muy bueno

PROS:

Excelente aspecto visual y audio

Controles sólidos y gratificantes

Gran mundo repleto de actividades

Amplio repertorio de autos

Inclusión de emocionantes carreras a campo traviesa

CONS:

Perks poco imaginativos

Física de colisión mediocre

La estructura de la secuela es prácticamente idéntica a la del primer juego

Antecedida por la intachable reputación de una marca que se ha vuelto garantía de calidad, llega Forza Horizon 2, secuela de la serie que debutó en 2012 y aparece en Xbox One con excelentes resultados.

Para quienes no lo conocen, Forza Horizon es un spin-off que se distingue de Forza Motorsport porque lo desarrolló Playground Games, por hacer una lectura un poco más desenfadada del deporte automotor, aunque sin incursionar en el terreno de Burnout o Need for Speed, y por su mundo abierto. Si han jugado alguno de los 2 ejemplos, tienen una idea general de la estructura de Forza Horizon 2: un espacio sin límites lleno de automóviles, donde prácticamente todo brinda puntos y la idea es recorrer el mapa, encontrando carreras y rivales con los cuales competir. La diferencia es el enfoque y uno que otro detalle técnico.

Como su predecesor, Forza Horizon 2 rompe los límites del circuito prefabricado al brindar al usuario un espacio enorme para explorar y controles indulgentes, aunque no lo suficiente como para que se le pueda catalogar como arcade. La idea es que el purista del automovilismo experimente un poco, al tiempo que se emociona con el sonido de los motores, la fidelidad absoluta en el diseño de los vehículos, la variedad de modelos, el manejo responsivo y realista, y los ajustes minuciosos.

Las competencias contra jets están de regreso
Las competencias contra jets están de regreso

Los pilares de la experiencia son relativamente simples ―y prácticamente idénticos a los de la primera parte―: un protagonista anónimo participa en un festival musical y automovilístico itinerante que se desplaza por el sur de Europa. En el trayecto, acumula puntos de experiencia que permiten ascender en rangos representados con pulseras, desbloquear competencias, acumular créditos para adquirir nuevos vehículos y sumar puntos de talento que se traducen en perks, de los cuales hay 25. Esta última característica es nueva, pero poco imaginativa, pues los beneficios suelen ser de carácter pasivo: 10% de experiencia adicional por terminar un evento, 10% más puntos por pasadas arriesgadas con el tráfico o 10% de descuento en la compra de autos o 10% de descuento en mejoras, etcétera. Hay perks que aplican al multiplayer y otros funcionales, como un indicador sobre los carros con los que vale la pena competir Head-to-head y uno más que indica aquellos que hace falta fotografiar, pero en general, resultan poco apasionantes.

Si comparamos este mundo con el de Far Cry o GTA, parece estéril, pero para efectos de velocidad, es el paraíso, ya que brinda rutas perfectas para pisar el acelerador a fondo y actividades suficientes como para invertir cientos de horas. Existen 168 campeonatos temáticos de los cuales se desprenden 700 carreras y también hay tareas para los obsesivos, como encontrar automóviles abandonados en graneros, cientos de anuncios destructibles que brindan bonos de experiencia o dinero, la Bucket List, conformada por desafíos desenfadados y la típica carrera contra aviones o trenes que puede ser sumamente emocionante. Cabe acotar que mucho de esto lo vimos en el primer Forza Horizon y ése es, quizá, el más grande defecto.

Este mundo es el paraíso de la velocidad

Por otro lado, el juego difumina la frontera entre la experiencia online y offline al aprovechar el sistema Drivatar de Forza Motorsport 5, que convierte a cada auto en la representación de un jugador real, misma que trata de emular su estilo de manejo. Para ser honestos, la diferencia entre corredores resulta, en el mejor de los casos, sutil, pero los beneficios distan de serlo, pues el Drivatar del usuario acumula puntos reales mientras éste tiene la consola apagada. Suena innovador, pero no lo es; como mencionamos, es una característica heredada de Forza Motorsport 5.

Además del cambio de locación y un incremento exponencial en el tamaño del mapa, Forza Horizon 2 se distingue de la primera iteración de la serie por la introducción de un sistema climático en tiempo real. En pocas palabras, de vez en cuando llueve sin previo aviso y esto impacta las condiciones de manejo; no ocurre a menudo, así que no podemos decir que el cambio sea totalmente revolucionario, pero es un factor a considerar.

Otra novedad es la introducción de carreras a campo traviesa, algo que abona a la audaz filosofía de la saga. En ocasiones, esto confiere a la experiencia un matiz de inconsistencia, pues correr un Pagani Zonda sobre los viñedos no solamente es inusual, sino que los controles sufren, sin embargo, cuando se utiliza una pickup 4×4 o un auto de rally como el Subaru Impreza, el resultado es excitante, diferente y muy divertido. El terreno irregular, las puertas amplias y los grandes saltos convierten a este tipo de competencia en una verdadera aventura y en uno de los cambios más enriquecedores a la estructura central de la serie.

El juego luce incluso mejor por la noche
El juego luce incluso mejor por la noche

Esta modificación tiene una consecuencia adicional: permite cortar camino. En nuestra experiencia, fuimos capaces de ganarle a un Lamorghini Huracán con un un Subaru Impreza en una carrera de rivales, al avanzar por los matorrales.

A propósito de rivales, las carreras de esta categoría, mismas que suelen venir después de un evento de campeonato y se disputan contra un solo competidor específico para batir su tiempo, nos parecieron pobremente recompensadas. Rara vez brindaron más de 1000 puntos, que es mucho menos de lo que otorga ganar una competencia estándar.

En línea, el concepto es similar. La región en la que se encuentra el jugador dicta las competencias disponibles y, conformadas por 4 carreras cada una, que van desde aquella por equipos hasta los ya clásicos Infected y King, que son nuestros modos favoritos. Cada vez que termina una carrera, los usuarios vuelven a un estado de exploración libre mientras empieza el siguiente evento y después de 4 recorridos se ofrece un bono, así como la opción de votar por un nuevo cuarteto de carreras. Igual que en Forza Horizon, en esta secuela existe la opción de pertenecer a un club para una experiencia colectiva, con sus propias tablas de posiciones internas y generales, así como Drivatars.

La maniobrabilidad es demandante pero justa y profunda. Si vienes directamente de Farihaven o Redview County, sentirás que los autos son pesados y hace falta algo más que sólo pisar el acelerador para ganar. Como mencionamos, aquí la encomienda no es escapar de la policía en medio del caos, sino apreciar el manejo de un modo auténtico en diferentes condiciones de clima, terreno y ajustes. Doblar una esquina es completamente distinto a bordo de un Lamborghini Aventador que de un BMW Z4, lo es también con diferente presión en los neumáticos, lluvia, sol y aún más sobre un viñedo o asfalto. Este abanico de variables confiere una riqueza única a la experiencia.

El clima dinámico es una mejora bienvenida
El clima dinámico es una mejora bienvenida

Bastan quizá 5 minutos para acostumbrarse a los controles y poder derrapar eficientemente ―maniobra esencial de la mecánica de juego―, pero la anticipación por saber qué traerá consigo el siguiente carro nunca termina. Además, el título brinda toda clase de asistencias, de las cuales la más importante es la línea virtual que indica la ruta así como la velocidad idóneas. Apegarse a ella es suficiente para tener un manejo satisfactorio, y una vez dominada la cadencia de un vehículo, se puede prescindir de la herramienta y sumar puntos adicionales por dificultad.

El juego es una joya gráfica. No encaja a la perfección con el estándar impuesto por su hermano mayor, pero vaya que se acerca y es una auténtica hazaña cuando consideramos las marcadas diferencias de escala que existen entre Forza Motorsport 5 y Forza Horizon 2. La discrepancia de materiales es evidente en cada aspecto de los vehículos y hasta el más insignificante birlo está replicado a la perfección. La iluminación, los efectos al intercambiar pintura con el vecino, el atardecer sobre las montañas, las gotas desafiando a la gravedad al ser arrastradas por el viento sobre el parabrisas, la piel de los asientos... vaya, hablamos de visuales de suspiro, lo cual no es sorpresa cuando se trata de Forza.

Esta proeza gráfica queda aún más de manifiesto cuando la combinamos con música clásica... así es, además de las típicas estaciones indie, electrónicas y de dubstep, Forza Horizon 2 incluye una de música clásica y créeme, bajar las colinas de Montellino a toda velocidad, con el ocaso y el Barbero de Sevilla de fondo es poesía hecha videojuego.

Nuestra única queja es la física de colisión. Existe una especie de pacto tácito entre los periodistas para no criticar dicho elemento cuando se habla de títulos de simulación, como si por ello estuvieran exentos de las leyes de la naturaleza, pero es un asunto que merma la inmersión. Es común pasar media hora ajustando la presión de los neumáticos en un Bugatti Veyron, a fin de lograr la adherencia exacta; la fibra de carbono luce tan realista que casi puedes tocarla y lo mismo aplica a los interiores; se recorre la campiña fotorrealista destruyendo bardas, aplastando matorrales, y apreciando las gotas de tormenta escurriendo sobre el parabrisas a 250 kilómetros por ahora, pero de pronto el vehículo derrapa y choca violentamente contra un árbol... y no pasa nada. El costado se aboya ligeramente y caen algunas hojas, pero fuera de eso, es otro día en la oficina. Esto es decepcionante y anticlimático, punto.

La profundidad, variedad y maniobrabilidad de esta experiencia hacen que valga cada centavo

En cuanto al audio y al margen de los temas orquestales, es de primera. Escuchar el rugido de un Ferrari Stradale o un de Lotus 2-Eleven en la largada o al dar un salto es música para los oídos de los amantes de los autos. La selección de temas es un tema subjetivo, pero en aras de la frialdad, podemos decir que, a menos que seas fan exclusivo de la música regional mexicana, encontrarás algo que satisfaga tus gustos entre el repertorio indie, funk, house, rock y clásico.

El punto más flaco viene por cuenta del valor narrativo, nulo en Forza Horizon 2. Éste es un juego de carros, así que la omisión no es crítica ni mucho menos, pero hay que mencionar que carece completamente de una historia y los pocos personajes presentes son totalmente superficiales.

Microsoft se empeñó mucho en promocionar esta entrega como una experiencia abierta, libre de pantallas de carga, lo cual es impreciso. Esto no es Skyrim, pero sí hay pantallas de carga y aunque ágil, la transición entre offline y online demanda hacer escala rápida en un menú.

Dejamos para el final lo menos trascendente: Kinect. Forza Horizon 2 incluye un asistente por voz denominado A.N.N.A., el cual da instrucciones ágiles sobre cómo llegar a puntos de interés del mapa sin necesidad de poner pausa. Es una herramienta útil y funciona bien la mayoría de las veces, pero definitivamente es prescindible.

Para redondear, Forza Horizon 2 es un excelente juego de carreras y aunque innova poco en estructura, el estándar de producción visual y sonoro, la profundidad, variedad y maniobrabilidad de esta experiencia hacen que valga cada centavo y que sea una de las exclusivas obligadas en Xbox One.

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