Tips de Supervivencia

Consejos para convertirte en el mejor asesino


Esta semana en tu sección Tips de Supervivencia ahondaremos en un tema
milenario, nos adentraremos en los misterios de una de las profesiones más
antiguas de la humanidad, con mi ayuda te convertirás en un ser que sólo vive
para acechar personas en las esquinas. Así es, en esta ocasión descubriremos el
mundo de los asesinos. Como siempre, es un placer el compartir mi sabiduría,
adquirida tras largos años de peregrinación en el Tíbet y numerosas
expediciones al Amazonas.

Si crees
estar listo para estas revelaciones y estás dispuesto a servir de recipiente
a tales conocimientos, tu aventura está por comenzar, porque te voy a decir
cómo convertirte en un maestro de la sombra, un experto en segar destinos. Tu
habilidad para asesinar se volverá tal, que las Moiras perderán su trabajo y la
rueca y el hilo de la vida quedarán a disposición de tus caprichos y destreza.







Serás como una sombra







Como todos sabemos, la secta más famosa de
homicidas se remonta a la Edad Media, cuando se crearon los Hashshashin
para contrarrestar las tramas políticas de le época. Este movimiento cobró
mayor fuerza durante las Cruzadas y es ahí en donde centraremos nuestro
aprendizaje.







Consejos
para convertirte en el Ángel de la Muerte:












Elige un atuendo adecuado. Estamos
en la Edad Media, los colores oscuros ya están completamente retardé, lo de hoy es vestirte en
colores claros, principalmente de blanco, y si puedes meterle toques rojos a tu
ropa, mucho mejor; eso ayudará a que la gente te recuerde como el caballero finamente
vestido que eres. Este tipo de atuendos normalmente incluye una conveniente
capucha para guarecerte del viento, el sol y los paparazzi.









Distinción...






Mantén tu contacto con la religión. Nunca
sabes cuándo esa Liga Bíblica, Grupo Dominical o Coro de la Iglesia pueden ser útiles. Recuerda que en esos tiempos, las ciudades se encontraban rodeadas
por extensas murallas y tú, como gran empresario de la muerte, no tienes tiempo
para nimiedades como escalar paredes o meterte en alguna carreta con paja. Lo
mejor que puedes hacer es unirte al grupo de peregrinos guadalupanos que pasea
frente a la entrada de la fortificación. Ten por seguro que no les importará
que los empujes para acomodarte justo en el lugar de honor de su congregación.







Sólo visitaremos la Basílica de Guadalupe







Los pobres también son personas. Y por lo
tanto, merecen morir dolorosamente, sin piedad. Al parecer, el ciudadano
promedio no tiene ningún empacho en detener a un furioso y apresurado asesino
que corre, espada en mano, mientras diez guardias y un capitán lo persiguen por
el mercado de la ciudad. Por lo visto, tu nivel de asesinosidad es directamente
proporcional a tu potencial dadivoso. Me imagino la escena en la que aparece una pareja de
limosneros de Jerusalén: “¡Oh! ahí viene el hombre que mató a mi hermano Jimmy,
el leproso. ¡Rápido, pídele dinero, amor! Recuerda que somos nuevos pobres.”







¡No, no traigo monedas!

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