La identidad detrás de Battlefield

Perfil de un estudio visionario


La guerra es un negocio fructífero para quien sabe manejarla, lo que incluye a los artífices de la industria del pixel; mientras en el mundo real se trata de un tema crudo y visceral, en el de los videojuegos siempre se ha cubierto con un velo de ficción e ingenuidad, aún si existen ciertas excepciones un poco menos fantasiosas. La ilusión no impide que el tema sea tomado en serio, diversos estudios han intentado retratar los conflictos bélicos con el mayor apego posible a la realidad, y aunque los resultados han sido variados para cada caso, al final todos triunfan al trasladarnos al frente de batalla, que aún con su naturaleza virtual, transmite una emoción similar –si bien mucho menos intensa– a tomar un arma y dispararle al enemigo. Entre los maestros de los combates digitales, hay un estudio que se levantó como ejemplo de creatividad y cuya trayectoria ha sido fundamental en la conformación del género shooter durante la última década, su nombre es Digital Illusions Creative Entertainment, mejor conocido como DICE, los creadores de Battlefield.

Su historia no es diferente a la de un gran número de desarrolladores, comenzaron como un grupo de universitarios entusiastas que deseaban abrirse camino en la industria computacional; lo que los distinguía era su principal área de experiencia, que no radicaba en la creación de entretenimiento sino en demos, presentaciones audiovisuales diseñadas para mostrar las capacidades de equipo de cómputo, un fenómeno particularmente afamado a principios de los 90.

El talento para experimentar con el potencial de una máquina les concedió completo dominio de la física virtual, y con dicha experiencia decidieron crear Pinball Dreams, un simulador de la popular consola electromecánica; no estaba pensado como un producto comercial, pero la popularidad que alcanzó en su reducido círculo de amistades los empujó a lanzarlo como el primer proyecto de su compañía recién creada. El éxito fue contundente gracias al nivel de realismo que ofrecía; triunfó en diferentes regiones del mundo, proeza especialmente encomiable dado que el equipo radicaba en Suecia, mientras que el auténtico negocio de los videojuegos residía en lados opuestos del globo: Estados Unidos y Japón. De modo que lo que comenzó como un inocente experimento se convirtió en una verdad tangible, situación que veinte años después llevaría a estos novatos a convertirse en auténticos veteranos del campo de batalla, al grado de otorgarles una medalla de honor.

Pinball Dreams se convirtió en una trilogía exitosa y a la fecha es considerado de los mejores simuladores de la máquina de resortes y pelotas
Pinball Dreams se convirtió en una trilogía exitosa y a la fecha es considerado de los mejores simuladores de la máquina de resortes y pelotas

Pero antes de salir de las trincheras, DICE se especializó en otro sector que nada tiene que ver con hostilidades internacionales, sino más bien con la velocidad sobre el asfalto. La primera gran producción que desarrollaron estos suecos fue Motorhead, título de carreras futuristas con física realista, la misma cualidad que hizo brillar a sus juegos de pinball. Lo interesante es que incluso antes del lanzamiento, Volvo se acercó al estudio para pedirle un demo promocional del entonces nuevo S40; obviamente accedieron y para su beneficio, dicho minijuego fue llevado a grandes exhibiciones automovilísticas durante 1997, impulsando su recepción y generando un resultado de un millón de copias vendidas. Por supuesto, su día D estaba a punto de llegar.

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