Cultura Gamer: ¿De qué clase eres tú?

Hablar de Cultura Gamer parece algo casi obvio. Casi, porque todo lo que suena a videojuegos tiene que ver con ello y, no del todo, porque ¿sabremos realmente lo que significa?

Para empezar es importante plasmar en términos contextuales, bajo que circunstancias se encuentra inmersa esta “Cultura Gamer”. En términos estrictos la Cultura Gamer se encuentra inmersa en la llamada “ciber-cultura”.

¿Qué es la ciber-cultura?

“La cibercultura es un conjunto de sistemas socio-técnico-culturales, surgidos en conjunción con las TIC, que integra lo simbólico, las producciones materiales y los entornos (Lévy, 2007, p. VII).”

Pero así como la llamada Cultura la Ciber-cultura genera lazos interconexos entre las personas que la viven o, en términos prácticos cultivan diversas creencias. Para autores como Hall (1998) la identidad está atravesada por dos elementos: el primero como cultura compartida que significa la adhesión de un sujeto a una determinada colectividad; el segundo es la diferencia, “lo que somos realmente”, que implica la existencia de rupturas y discontinuidades que construyen la singularidad del sujeto (1998, p. 214).

Por su parte para Jacques Aumont, representar una Cultura es hacer presente o, bien, reemplazar, presentificar, ausentar, puesto que la representación de ella, en su definición más general, es la paradoja misma de la presencia ausente (2008, p. 114).

La primera condición y esencial en la constitución de la Ciber-cultura es proliferación de la necesidad de estar telecomunicado, que se traduce en una dependencia creciente a aparatos para el sostenimiento de las relaciones interpersonales; y una propensión a transformar la realidad de estas relaciones en meros enlaces entre fracciones de información (Giannetti, 2006 en Schultz, 2007, p. 153).

La interfaz humano-máquina (para el caso – videojuego) propicia cambios radicales respecto a las formas de comunicación basadas en medios digitales y telemáticos, entre los cuales podemos señalar el replanteamiento del factor temporal (tiempo real, tiempo simulado, tiempo híbrido, simultaneidad); el énfasis en la participación intuitiva mediante la visualización y la percepción sensorial de la información digital; la generación de efectos de translocalidad y de inmersión; y el acceso a la información mediante sistemas de conexión ramificada (Giannetti, 2006 en Schultz, 2007, pp. 144-145).

Un segundo factor humano es el reconocimiento. Axel Honnet planteó que el sujeto necesita del otro para construirse una identidad estable y por ello necesita de una forma de reconocimiento, que puede tomar la forma de solidaridad (1997, p. 21). Solidaridad que genera redes de influencia y cooperación, pero así también de competitividad (Ver fanboys, por nombrar un ejemplo)

Un tercer factor humano en la cultura gamer es la construcción del sentido de comunidad, que está anclada a la generación de un lazo de pertenencia a un determinado grupo. Si la motivación inicial es la socialización, ésta conlleva una nueva necesidad encontrada: pertenecer a una comunidad con la cual sentirse entre pares. El sentido de pertenencia puede determinarse por el grado de vinculación e identificación que manifiestan los jóvenes con una comunidad (Sunkel, 2008, p. 185).

Pero más allá de lo que son, cabe preguntarse…

• ¿Estarán cambiando los gamers nuestra propia perspectiva de la realidad?

• ¿Estará la Ciber-cultura “invadiendo” la Cultura hoy en día?

• ¿Cuál es el límite entre lo “humano y lo digital”?

Tipologías de gamers: ¿Dónde te ubicas tú?

En los diversos medios de hoy se ha diversificado el uso de la palabra “gamer”, pero, ya sabiendo que son, qué tipos de gamers existen actualmente.

Es más que conocida la tipología basada en uso leve, medio o intensivo de los videojuegos, tales como: Casual gamer (jugadores casuales); Mid-core gamer (jugadores regulares) y Hard-core gamer (jugadores intensivos).

Importante además es la diferenciación existente entre los diversos “mundillos de fanboys”, dónde destacan: Fans de Nintendo, Fans de Sony, etc.

Y así un sin número de clasificaciones, las cuales adjuntamos a continuación.