Para Double Fine fue una bendición encontrarse con Kickstarter, pues así logró recaudar la exorbitante cantidad de $3.4 millones de dólares para financiar una propuesta completamente original, y que por cierto tendría el beneficio de no estar atada a las necesidades de un distribuidor. La razón del éxito se fundamentó en la popularidad de Tim Shafer y su extensa trayectoria, además de ser una de las entidades más carismáticas de la industria, por ello, parecía que el fenómeno podría no repetirse. Según los voceros de Kickstarter, es todo lo contrario, pues la popularidad de la categoría de videojuegos ascendió en semanas recientes, y a la par, la cantidad de donaciones.
Con referencia a un reporte de estadísticas, el mes previo a la aparición de Double Fine en Kickstarter, los proyectos en la división de videojuegos reunían un promedio de 629 ofrecimientos por semana, pero cuando la propuesta de Tim Schafer apareció, además de sus propias donaciones, logró que el resto de las propuestas generaran 9,755 contribuciones por semana. Por otro lado, desde la creación de Kickstarter hasta antes de que se presentara la aventura gráfica novel de Tim Shafer, la recaudación llegó a un total de $1'776,372 USD, mientras que de esa fecha a la actualidad, las aportaciones suman $2'890,704, fuera de los más de seis millones que alcanzó Double Fine. Poniendo las cosas en perspectiva, sólo una propuesta había excedido de $100,000 USD, ahora son nueve las que gozan de este beneficio.
Los indicios no son suficientes para sacudir la estructura de la industria en la que los distribuidores dominan, sin embargo, es una muestra más de que Kickstarter se impone como una opción viable para que los desarrolladores obtengan fondos para sus juegos. Hace falta respaldar las ideas con trabajo previo relevante, como está pasando con Wasteland 2.
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