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Parte del cambio se debe al director que reemplazó a Gore Verbinski al mando de la franquicia; antes de incursionar en las historias de bucaneros, Rob Marshall se especializaba en coreografías teatrales y películas con temáticas más contemplativas, influencia que se refleja un poco dentro de On Stranger Tides, particularmente en las estilizadas escenas de acción con sus sinuosos movimientos para seducir a la audiencia. El problema es que el guión carece de claridad emocional, el melodrama es circunstancial y las motivaciones de los personajes son contradictorias en repetidas ocasiones, lo que culmina con un final en el que se resuelve demasiado en muy poco tiempo.
Parecerá una ironía, pero a pesar de todos los defectos, la película no es mala. De verdad, es una aventura entretenida e ingenua, con suficientes dosis de acción para no aburrirse. Es una marcada mejora sobre el caótico At Worlds End, tan salpicado de eventos sin sentido que no se preocupaba si Jack podría zarpar en una nueva hazaña. Y es que hablando del temerario protagonista, a él debemos que parte de la magia se esté desvaneciendo.
Para un sujeto que aseguraba no preocuparle interpretar de por vida a Jack Sparrow, Depp parece cansado del personaje. Es demasiado dedicado como actor para que nos demos cuenta a simple vista, pero lo repetitivo nunca le ha sido confortable. Es muy evidente, su peculiar acento de borracho está diluido, tiene menos actitud pirata, y las costumbres características de Jack se desvanecen. Es lamentable, pues es el personaje que da vida a la franquicia.
Pirates of the Caribbean: On Stranger Tides no logró recapturar la magia y mucho menos igualar la fluida narrativa de la primera película. No es un crimen, ninguna ha podido replicar la emoción de la cinta original, pero ésta tenía tanto material con que trabajar que es una lástima, pues el recurso de un barco con lanzallamas, sirenas asesinas al estilo Piraña, piratas zombi, la química entre Johhny Depp y Penélope Cruz, o incluso la competencia por la reliquia, hubieran servido para una producción mucho más apasionante.
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