El remake de Metal Gear Solid 3: Snake Eater llega con altas expectativas, pero enfrenta serios problemas de rendimiento en PS5 y PS5 Pro, según pruebas que revelan caídas de hasta 30 FPS y fallos visuales.
El regreso de Metal Gear Solid 3: Snake Eater, bajo el título Metal Gear Solid Δ: Snake Eater, se perfila como uno de los lanzamientos más importantes del año.
Las reseñas del juego, que se estrena el 28 de agosto próximo, ya han sido publicadas antes de su mercada al mercado y en general, le han dado un buen recibimiento, teniendo un puntaje de 86 en Metacritic al momento de redactar esta nota.
Sin embargo, las primeras pruebas de rendimiento han generado preocupación, ya que tanto en PlayStation 5 como en PS5 Pro, el título no logra mantener la estabilidad que se esperaba de un remake de esta envergadura.
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Una esperada entrega con un estreno accidentado
La obra, considerada una piedra angular del sigilo en videojuegos, llegaba con la promesa de revitalizar la experiencia clásica con las herramientas gráficas y técnicas de la nueva generación.
Los análisis técnicos revelan caídas notorias en la tasa de fotogramas, que debería mantenerse en torno a los 60 FPS para ofrecer una experiencia fluida.
En cambio, el juego oscila de manera constante entre los 60 y los 40 FPS, llegando incluso a descender a la franja de los 30 en momentos de mayor exigencia.
Estos tropiezos rompen con la suavidad necesaria para un título de sigilo, donde la precisión y la respuesta inmediata son claves.
Digital Foundry fue el encargado de realizar las pruebas que confirmaron estos inconvenientes y según sus informes, el modo rendimiento en PlayStation 5 introduce efectos visuales poco deseados.
Estos son artefactos en pantalla, pérdida de nitidez en los detalles en movimiento y una estética borrosa que se intensifica en escenas con mayor densidad gráfica.
Por otro lado, el modo calidad, bloqueado a 30 FPS, presenta una mayor estabilidad y una mejor fidelidad visual.
Las texturas se muestran más limpias, los problemas de “pop-in”, lo que es la aparición repentina de elementos en pantalla, se reducen, y en general la experiencia resulta más consistente, aunque con el sacrificio de fluidez evidente.

Un problema que trasciende plataformas
Como recuerdan en Tech4Gamers, el panorama en PlayStation 5 Pro resulta contradictorio, ya que si bien la consola ofrece un aspecto visual más robusto gracias al uso de la tecnología PSSR (PlayStation Spectral Super Resolution), la optimización se ve resentida.
En varias pruebas, el rendimiento en la versión Pro termina siendo incluso más inestable, con pérdidas de resolución que generan el temido efecto borroso, característico de varios juegos desarrollados en Unreal Engine 5.
Para terminar, se reporta que las complicaciones técnicas no se limitan a la familia PlayStation.
Durante la pasada Gamescom, Digital Foundry reportó haber identificado problemas similares en Xbox Series X, con caídas en la tasa de cuadros por segundo y un rendimiento irregular.

En el caso de PC, la situación tampoco ha estado exenta de críticas. porque aunque el título llega bloqueado a 60 FPS, esta decisión ha generado debate entre los jugadores que esperaban aprovechar hardware de mayor potencia para superar ese límite.
Con fecha de lanzamiento fijada para el 28 de agosto de 2024, en PC y consolas, el desafío para Konami y sus desarrolladores será ofrecer un parche correctivo a tiempo que asegure la experiencia que millones de fans han estado esperando durante años.
Puedes ver el análisis (en inglés) a continuación.
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