El YouTuber y speedrunner Kosmic logró superar el legendario Kill Screen de Donkey Kong, un error técnico considerado insuperable durante más de 40 años, mediante un glitch de precisión extrema, con el que consiguió avanzar más allá del nivel 22 y descubrir cinco pantallas ocultas.
Durante más de 40 años, el llamado Kill Screen (“pantalla de muerte”) de Donkey Kong fue sinónimo de límite absoluto.
En la versión estadounidense del clásico arcade de 1981, el juego se volvía imposible de continuar al llegar al nivel 22 y sin importar la habilidad del jugador, Mario (Jumpman) moría automáticamente a los pocos segundos de iniciar la fase.
Y ahora, el creador de contenido Kosmic ha logrado lo imposible, superando el legendario error final de Donkey Kong, un obstáculo técnico que durante más de cuatro décadas se consideró infranqueable.
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Una idea, un glitch y una posibilidad entre cien
El motivo era puramente técnico, ya que debido a las limitaciones del hardware de 8 bits, el sistema del juego solo podía manejar valores entre 0 y 255.
Al alcanzar el nivel 22, el contador de bonificación superaba ese rango, generando un error de cálculo que reducía el tiempo restante a un valor mínimo, insuficiente para completar el nivel.
Así, el avance se volvía matemáticamente imposible y el juego “moría” con el jugador.
Este error no solo marcó los límites del diseño en los primeros años de los videojuegos, sino que se transformó en un símbolo de culto y para generaciones de jugadores y speedrunners, el Kill Screen representaba una frontera mítica, un desafío que la programación misma había impuesto.
Con el paso de las décadas, múltiples entusiastas intentaron sortear el error. Ninguno lo consiguió… hasta que la comunidad de speedrunners revivió una vieja hipótesis.
Andrew Gardikis, conocido por sus récords en juegos de Super Mario Bros., propuso que una animación defectuosa de escalera podría permitir atravesar el suelo y alcanzar la parte superior del nivel sin completar el recorrido habitual.
Kosmic, veterano de los speedruns de Mario, retomó la idea con una precisión casi quirúrgica. Mediante un glitch en la primera fase de barriles y tras incontables intentos, logró activar la anomalía que le permitió ascender directamente hasta Donkey Kong.
El truco requería un tiempo de ejecución perfecto, al nivel del fotograma exacto, y según análisis del propio código del juego, la probabilidad de éxito no supera el 1%.

El logro, transmitido en directo y documentado con detalle, fue recibido como una mezcla de descubrimiento técnico y proeza histórica.
En el mundo del speedrunning, donde cada microsegundo cuenta, superar el Kill Screen equivalía a desafiar los límites mismos del código.
Cinco pantallas ocultas y una lección sobre la imperfección
Gracias al uso de save states en una versión emulada de la máquina arcade, Kosmic pudo explorar lo que se escondía más allá del error.
Su descubrimiento reveló que tras el Kill Screen existen al menos cinco pantallas adicionales, todas funcionales aunque condenadas por el contador defectuoso que termina agotando el tiempo.
En condiciones reales, con una máquina física, sería imposible reproducir la hazaña: los controles analógicos de las cabinas originales no soportarían la precisión requerida.
Sin embargo, el hallazgo tiene un valor simbólico incalculable y Kosmic no solo consiguió avanzar donde nadie más pudo, sino que demostró que, incluso con limitaciones técnicas y más de cuarenta años de antigüedad, los videojuegos clásicos todavía guardan secretos por descubrir.

Lejos de restarle mérito al error, el propio jugador expresó respeto por el Kill Screen: “Es precisamente ese bug lo que mantiene vivo el espíritu competitivo del juego. Sin él, Donkey Kong no sería el mismo”.
Una hazaña que para cerrar, no solo rompe una barrera técnica, sino también una histórica.
Y es que lo que durante décadas fue considerado el “fin del camino” para los jugadores de Donkey Kong, se ha revelado como una puerta más, abierta gracias a la perseverancia, la precisión y una pizca de suerte.
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