Una empresa japonesa, Rental Kowaihito, ofrecía alquilar personas intimidantes para ahuyentar acosadores, vecinos ruidosos o resolver conflictos personales, con “personal” que mostraban tatuajes, cicatrices y cabezas rapadas, evocando estereotipos de la Yakuza.
Japón siempre ha llamado la atención de occidente, entre otras cosas, por sus negocios poco convencionales, los que van desde hoteles atendidos por robots hasta cafeterías con temáticas de monstruos.
Y ahora, un servicio ha generado inquietud entre el público y debate en redes sociales, el cual se llama Rental Kowaihito, una compañía que permite a los clientes “alquilar personas intimidantes” con el fin de ahuyentar acosadores, vecinos ruidosos o incluso amantes inoportunos.
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Cómo funciona Rental Kowaihito
Aunque en el país no es raro encontrar negocios dedicados al alquiler de personas para distintos fines, ya sea contratar un “abuelo” que acompañe en el día a día o un “amigo” que ayude con tareas domésticas, el enfoque de Rental Kowaihito es distinto.
Y es que como adelantamos, no se centra en la compañía ni en el apoyo emocional, sino en la intimidación.
El nombre del servicio es una fusión de las palabras japonesas kowai (miedo) e hito (persona) y lejos de ofrecer actores de terror para fiestas, los perfiles disponibles evocan a estereotipos vinculados al crimen organizado: cabezas rapadas, tatuajes visibles y cicatrices que proyectan dureza.
Según su propia publicidad, los “kowaihito” podían ser contratados para enfrentar a compañeros de trabajo abusivos, disuadir a vecinos ruidosos, o acompañar a alguien que lidia con infidelidades. Incluso llegaban a sugerir su contratación para presionar a deudores a pagar sin necesidad de acudir a tribunales.
En otras palabras, el servicio no se limitaba a la presencia física, sino que ofrecía un aura de amenaza destinada a resolver conflictos personales.
Pero como era de esperarse, el surgimiento de este negocio desató una ola de comentarios en redes sociales japonesas, y medios como SoraNews24 (vía Dexerto) reportaron la preocupación de usuarios que lo compararon directamente con la Yakuza, el temido crimen organizado en Japón.
“¿Es siquiera legal?”, se preguntaba un internauta, mientras otro cuestionaba la falta de controles de cumplimiento normativo.

Cierre repentino y ecos de lo insólito
La polémica se amplificó por la escasa información disponible sobre la empresa, ya que no había datos claros de registro o domicilio, y el contacto se limitaba a la aplicación de mensajería Line.
Para muchos, este hermetismo reforzaba la sospecha de que la compañía se movía en un terreno gris legal y en agosto, la página web de Rental Kowaihito anunció de forma escueta el fin de sus operaciones “por diversas circunstancias”.

No se detallaron los motivos, por lo que quedó la duda de si la decisión respondió a presiones legales o a un simple cambio de estrategia.
Para terminar y a diferencia de iniciativas científicas o de ocio extravagante, no cabe duda que el proyecto de Rental Kowaihito tocó un tema sensible.
Esto es la delgada línea entre lo excéntrico y lo ilegal en un país donde la originalidad empresarial suele convivir con estrictas normas sociales.
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