EA fue adquirida por un fondo saudí en un acuerdo de 55 mil millones de dólares y según excreativo de BioWare, la presión por rentabilidad apunta a priorizar deportes y disparos, dejando de lado proyectos con temáticas inclusivas.
La adquisición de Electronic Arts por parte de un fondo saudí ha desatado una tormenta de especulaciones y temores dentro de la industria.
El acuerdo, valorado en 55 mil millones de dólares, convierte a EA en una empresa privada cargada con 20 mil millones de deuda y, al mismo tiempo, coloca bajo la lupa el futuro de uno de los estudios más emblemáticos de los videojuegos: BioWare.
Y según un exguionista de BioWare, el negocio deja entrever que los proyectos más arriesgados, con temas de inclusión, diversidad y narrativas complejas, podrían quedar relegados o incluso ser cancelados.
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El trasfondo del acuerdo
Analistas han indidcado que el movimiento no solo representa la mayor compra apalancada en la historia de la industria del entretenimiento, sino también otro paso dentro de la estrategia de Arabia Saudita por expandir su influencia a través de la cultura y el ocio
Muchos adelantan que esto es una maniobra de “sportswashing”, teniendo como objetivo suavizar la imagen de un régimen marcado por graves denuncias de violaciones a los derechos humanos.
En este sentido, para EA, el desafío inmediato es doble, ya que por un lado deberá responder a la presión de los inversores para garantizar retornos millonarios.
Pero por otro, debe enfrentará un creciente escepticismo entre sus propios seguidores, quienes ven en este acuerdo una amenaza directa a la diversidad creativa y a los estudios que apuestan por narrativas menos convencionales.
Y en medio de esto, la situación de BioWare es particularmente delicada, teniendo años de altibajos, entre ellos el lanzamiento de Dragon Age: The Veilguard que dejó un sabor agridulce.
La prensa y los jugadores coinciden en que es un juego correcto en ejecución, pero lejos de los referentes actuales como Baldur’s Gate 3 o Disco Elysium.
Además, a comienzos de este año, el estudio sufrió una ronda de despidos que redujo su plantilla de manera drástica, aunque un nuevo Mass Effect sigue en desarrollo.

Entre la incertidumbre y la resignación
Patrick Weekes, ex guionista principal de BioWare y veterano de franquicias como Mass Effect y Dragon Age, fue uno de los despedidos en esa reestructuración.
Y recientemente, desde su cuenta en Bluesky, ironizó sobre el futuro de la compañía con un diálogo ficticio entre compradores y ejecutivos de EA, diciendo: armas y fútbol como prioridad, cero espacio para “política incómoda” o inclusión.

Un comentario que resume, con mordaz claridad, el temor compartido por muchos fans y empleados, por ejemplo en el subreddit de Mass Effect, la noticia del acuerdo generó titulares resignados: “Se acabó, comandante”.
“¡Wow! Una mierda total. ¿Por qué siquiera me molesté en tener esperanza?”, comenta otero en el mismo post.
Todo esto, reflejando la percepción de que el ocaso de BioWare es cuestión de tiempo, incluido cuando algunos optimistas imaginan que EA podría vender el estudio a un comprador interesado, pero las dudas son profundas.
Para cerrar, el desenlace no será inmediato, pero la señal es clara, con parte de la comunidad pensando qjue el acuerdo saudí no augura un futuro brillante para los proyectos creativos más arriesgados dentro de EA.
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