Los antiguos computadores y periféricos de PC eran casi siempre de color beige, no solo por ser lindos, también tenían un curioso poder psicológico

Los antiguos computadores y periféricos de PC eran casi siempre de color beige, no solo por ser lindos, también tenían un curioso poder psicológico

Durante los años 80 y buena parte de los 90, entrar a una oficina o sala de informática en por ejemplo, una escuela, implicaba encontrarse con hileras de PCs, monitores CRT y teclados, todos en un uniforme tono beige. Algo que a primera vista podría parecer una simple elección estética o incluso una decisión sin […]

Por Víctor Méndez el 24/06/2025

Durante los años 80 y buena parte de los 90, entrar a una oficina o sala de informática en por ejemplo, una escuela, implicaba encontrarse con hileras de PCs, monitores CRT y teclados, todos en un uniforme tono beige. Algo que a primera vista podría parecer una simple elección estética o incluso una decisión sin importancia, pero que curiosamente, responde a una serie de razones técnicas, económicas, culturales y hasta psicológicas.

Todas respuestas al “por qué todas las PCs de esos años eran todas beige”,  que explican su prolongada hegemonía de este tono en la era temprana de las computadoras personales, antes de que pasaran a otros colores, siendo el negro y los multicolores RGB un estándar actual.

Un color con lógica industrial, entre las diferentes razones

El plástico ABS (acrilonitrilo butadieno estireno), ampliamente utilizado en la fabricación de carcasas de computadoras, fue uno de los protagonistas de esta tendencia. Según medios que han investigado el tema como GameStar Tech (vía Digital Trends), este material destacaba por su resistencia, facilidad de moldeo y, sobre todo, su bajo costo. En su forma natural, el plástico es translúcido o blanco lechoso, por lo que requiere pigmentos para adquirir un color definido. 

Aquí es donde entra el beige, ya que es un tono económico de producir, estable y fácilmente reproducible en grandes cantidades. Frente a colores más vivos como el rojo o el azul, los cuales implicaban pigmentos más caros y una mayor complejidad en el proceso de fabricación, el beige se presentaba como la opción más práctica y rentable.

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Además, este tono terroso ofrecía ciertas ventajas técnicas, una de ellas su capacidad para reflejar el calor. Los antiguos monitores CRT generaban una importante cantidad de calor durante su funcionamiento, y el color beige, al no absorber tanto la radiación térmica como los tonos oscuros, contribuía a mantener temperaturas más manejables en las carcasas de los equipos. 

Este detalle, aunque menor en apariencia, era funcional en una época en que la gestión térmica no contaba con las soluciones modernas que hoy conocemos.

El valor psicológico del color beige y su estandarización debido a IBM

Más allá de los factores económicos y funcionales, la elección del beige también respondía a criterios psicológicos y sociales que los colores tienen una influencia comprobada sobre el estado de ánimo y las percepciones humanas. En entornos laborales, tonos vibrantes como el rojo o el verde podían resultar demasiado estimulantes o incluso generar incomodidad. 

El beige, en cambio, se asociaba con sensaciones de calma, estabilidad y neutralidad. Era un color que no distraía, no fatigaba la vista y se integraba sin estridencias en los espacios de trabajo.

Esta percepción era tan valorada que incluso IBM, una de las pioneras en el desarrollo de las PCs de uso personal, optó por usar dos tonos de beige en sus primeros modelos. Y la decisión no fue meramente decorativa, ya que el uso de dos tonalidades ayudaba a disimular mejor el polvo, la suciedad y el desgaste cotidiano.  Una influencia la industria informática de los años 80 y 90 que fue tan dominante, que sus decisiones de diseño terminaron por fijar tendencias.

Muchas empresas emergentes del rubro simplemente imitaron el aspecto de sus equipos para transmitir confiabilidad, profesionalismo y compatibilidad. De esta manera, el beige pasó de ser una elección práctica a convertirse en un estándar de facto, tanto así, que las empresas que intentaron diferenciarse con otros colores lo hicieron con cautela.

Y no fue hasta mediados de los 90 que comenzaron a explorarse nuevamente otras opciones, las cuales llegaron en paralelo al auge de la informática en el ámbito doméstico.

Para terminar y paradójicamente, lo que alguna vez representó lo último en tecnología y diseño, una computadora beige, sólida y confiable, se fue transformando con los años en sinónimo de tecnología antigua u obsoleta. La llegada de los computadores de colores más oscuros o metálicos, junto con los diseños minimalistas de compañías como Apple, terminó por relegar el beige a una estética anticuada. 

Es así como hoy, ver una carcasa beige evoca más una reliquia de museo que un hito de innovación, incluso cuando muchos elijan ese color para sus potentes PC gamers, intentando evocar esos años, dándoles de paso un “look retro”.


Comparan las descargas globales de Steam en 2013 y 2025, y los resultados son sorprendentes: el jugador de PC tiene un gran crecimiento

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