Según recientes reportes, las grandes granjas de minería de Bitcoin en EE. UU. se están transformando masivamente en centros de datos para IA para rentabilizar su infraestructura eléctrica existente, un cambio que no beneficiará a los jugadores de PC, ya que los chips de minería desechados son inútiles.
Al parecer, la era de la minería de Bitcoin como fuente inagotable de ingresos fáciles parece haber llegado a su fin, o al menos, ha dejado de ser la prioridad para los gigantes del sector en Estados Unidos. En un movimiento impulsado por el oportunismo financiero y la necesidad de supervivencia, las operaciones de minería de criptomonedas más grandes del país están ejecutando un giro estratégico radical.
Esto es transformar sus granjas de servidores en centros de procesamiento dedicados a la Inteligencia Artificial (IA), según una investigación reciente de la revista Wired, la cual ha documentado este fenómeno en tiempo real, visitando instalaciones en pleno proceso de reconversión. Algo que de todas maneras, no beneficiará a quienes esperan adquirir una nueva GPU a precio de oferta.
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Persiguiendo al nuevo “oro digital”
El reporte (vía PC Gamer) confirma que no se trata de casos aislados, sino de una tendencia sistémica, ya que en los últimos 18 meses, al menos ocho de las principales compañías de minería que cotizan en bolsa, incluyendo nombres de peso como Bitfarms, Core Scientific, Riot, IREN, TeraWulf, CleanSpark, Bit Digital, MARA Holdings y Cipher Mining, quienes han anunciado planes oficiales para pivotar, parcial o totalmente, hacia el sector de la IA. La premisa es clara, donde antes se buscaba validar bloques de blockchain, ahora se busca entrenar modelos de lenguaje y procesar algoritmos complejos.
Meltem Demirors, socia general de la firma de capital de riesgo Crucible Capital, ofreció a Wired una perspectiva clave sobre esta transición: “La minería de Bitcoin creó el modelo para el auge de la computación de IA y el centro de datos moderno”. Según la experta, estas empresas han descubierto que el costo de capital se reduce drásticamente al alinearse con la narrativa de la IA.
“Tienen el armazón con energía, están arrancando las máquinas de minería y el inquilino es quien trae las GPUs”, explica Demirors.
Un detalle crucial, en esta transición multimillonaria, indican los analistas, es la distinción entre la infraestructura física y el hardware de procesamiento. Lo que realmente tiene valor en este cambio de paradigma no son los chips que minaban Bitcoin, sino el “esqueleto” de las instalaciones: los edificios industriales, las conexiones masivas a la red eléctrica y los sofisticados sistemas de refrigeración.
En los inicios de la fiebre de las criptomonedas, la minería se realizaba con tarjetas gráficas (GPUs) convencionales, las mismas que utilizan los jugadores de PC. Si la transición actual ocurriera bajo esas condiciones, el mercado de segunda mano podría verse inundado de tarjetas gráficas baratas, lo que sería una excelente noticia para los consumidores. Sin embargo, la realidad técnica actual es muy diferente.
Como quienes siguen este tipo de tecnología sabrán, desde hace años, la minería de Bitcoin está dominada por ASICs (Circuitos Integrados de Aplicación Específica), chips diseñados con un único propósito, el cual es minar criptomonedas. La obsolescencia de estos equipos es, por tanto, inmediata fuera de su función original y dado que la minería se ha vuelto prohibitivamente costosa y menos rentable, estos ASICs no tienen utilidad en el nuevo modelo de negocio de la IA ni en el mercado de consumo general.
Simplemente, están siendo desmantelados para liberar espacio en los racks de los servidores. La lógica económica dicta que es mucho más rentable reacondicionar un almacén de minería existente para alojar nuevas GPUs de IA que construir un centro de datos desde cero, demostrando una vez más la capacidad de adaptación (y el oportunismo) de los mineros industriales.
El impacto nulo (o negativo) para el consumidor
La pregunta inevitable para el mercado tecnológico de consumo, y específicamente para los entusiastas de los videojuegos en PC, es si esta migración masiva traerá algún alivio a los precios o la disponibilidad de componentes y el análisis de la situación, advierten desde PC Gamer, sugiere un panorama poco alentador.
Al observar el cambio desde la perspectiva del hardware de consumo, el resultado parece ser un juego de suma cero. Los chips de minería que se están desechando son inútiles para los usuarios domésticos, por lo que no habrá una oferta de segunda mano que alivie el mercado. Por otro lado, las potentes GPUs necesarias para la IA que ahora ocuparán esas instalaciones habrían sido adquiridas e instaladas de todas formas en otros lugares, aunque con un costo de implementación mayor.
Y para finalizar, en el contexto actual definido por una demanda insaciable de capacidad de computación para inteligencia artificial y una crisis de suministro de memoria que algunos analistas califican de apocalíptica, la “neutralidad” de esta noticia se traduce, en la práctica, en un efecto negativo.
Esto ya que en realidad, no hay en definitiva buenas noticias para el usuario final que espera una bajada de precios en su próxima tarjeta gráfica.
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