Jesse Keighin, quien transmitía juegos piratas y se burlaba públicamente de la empresa, acaba de perder una demanda de parte de Nintendo, y un tribunal lo condenó a pagar 17.500 dólares, en un fallo que refuerza la ofensiva de la marca contra la piratería digital.
En algo que quizás no sorprenda a la comunidad, ya que muchos saben y bromean acerca de las demandas constantes iniciadas por Nintendo, un tribunal federal de Colorado, Estados Unidos, falló a favor de la “Gran N” en una demanda contra Jesse Keighin, conocido en línea como Every Game Guru.
Se trata de un jugador quien transmitía copias filtradas de juegos de la desarrolladora antes de su lanzamiento y se burlaba públicamente de la compañía, a quien según el juez, se le ordenó pagar $17.500 dólares en daños, aunque rechazó parte de las medidas solicitadas por la empresa japonesa.
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El streamer que “corría las calles” y desafiaba a Nintendo
Nintendo, famosa por su férrea defensa de la propiedad intelectual, enfrentó un caso inusual con un enemigo particularmente provocador llamado Jesse Keighin, quien como indicamos, es un jugador y creador de contenido estadounidense, fue demandado por transmitir versiones piratas de al menos diez juegos de la consola Nintendo Switch, algunos de ellos antes de su lanzamiento oficial.
Según la demanda, Keighin difundía los títulos bajo el seudónimo Every Game Guru en diversas plataformas, jactándose abiertamente de poder hacerlo sin consecuencias.
En una de sus provocaciones más recordadas, envió una carta a Nintendo asegurando que poseía “mil cuentas desechables” para seguir transmitiendo y que podía “hacer esto todo el día”, mientras en redes sociales, llegó a escribir al equipo legal de la compañía.
“Deberían haber investigado más sobre mí. Ustedes manejan una corporación, yo manejo las calles”, dijo en el mismo tono.
La conducta del streamer no solo incluyó la transmisión de copias ilegales de títulos como Mario & Luigi: Brothership, sino también la difusión de métodos de evasión de las medidas antipiratería de Nintendo, haciendo que todo ello, llevara a la empresa japonesa a iniciar acciones legales en 2024, intensificando la disputa en los primeros meses de 2025.
El litigio tuvo un desarrollo accidentado, ya que de acuerdo con documentos judiciales (vía VGC), Keighin intentó evitar ser notificado de la demanda, lo que obligó a Nintendo a enviar la notificación por medios alternativos, incluyendo correos electrónicos y cartas a familiares y a su pareja.
Al no responder dentro del plazo establecido, el tribunal emitió una resolución por default el 26 de marzo de 2025, reconociendo la falta de defensa por parte del acusado, y además, Nintendo solicitó entonces una indemnización de $17.500 dólares, $10.000 por la transmisión no autorizada de Mario & Luigi: Brothership y otros $7.500 por quince infracciones adicionales relacionadas con la elusión de sus sistemas de seguridad.
Aunque la empresa podría haber reclamado hasta 100.000 dólares, dado que el acusado había violado derechos sobre diez títulos, decidió limitar su petición, argumentando que buscaba una compensación “razonable” por la infracción más reciente y en su moción presentada en abril, Nintendo subrayó que Keighin “conocía y desobedeció repetidamente las advertencias de copyright”, además de “alentar la infracción de terceros”.
El tribunal coincidió en que su comportamiento constituía una violación deliberada de derechos de autor, pero rechazó dos de las medidas permanentes que la empresa solicitaba: la destrucción de todo software de emulación y la extensión de la sentencia a “colaboradores no identificados”.
Una victoria parcial y un mensaje contundente
La sentencia final, emitida por un tribunal federal en Colorado, Estados Unidos, confirmó la victoria de Nintendo, aunque con limitaciones, porque si bien se impuso a Keighin el pago de $17.500 dólares, el juez consideró que la solicitud de destruir “todos los dispositivos de elusión” era “poco clara e irrazonable”.
Junto a esto, indicaron que extender la orden judicial a terceros sin identificar vulneraba principios básicos del debido proceso, pero pese a ello, el fallo refuerza la postura de Nintendo en su lucha contra la piratería digital.
Y es que para cerrar, la compañía, que históricamente ha protegido con celo sus propiedades, ha intensificado en los últimos años su persecución de filtraciones, modificadores de consolas (modders) y distribuidores de copias ilegales.
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