El YouTuber Kosmic descubrió 20 niveles ocultos en Super Mario Bros: The Lost Levels, un juego con casi 40 años de antigüedad y logró acceder a ellos mediante glitches y manipulaciones complejas en la versión All-Stars del título.
Kosmic, jugador conocido dentro del mundo del retro gaming, lleva años explorando los secretos de los títulos originales de Super Mario Bros..
Sin embargo, ni siquiera él imaginaba que el Super Mario Bros. 2 japonés, conocido fuera de Japón como The Lost Levels, aún escondiera territorios inexplorados.
A través de un proceso de prueba y error, una extensa investigación y la colaboración de fanáticos especializados, Kosmic logró acceder a una serie de niveles ocultos que habían permanecido desconocidos durante casi 40 años.
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Trucos, glitches y una ingeniería de lo imposible
Según su hallazgo, muchos de los niveles son variaciones de escenarios familiares, aunque otros presentan errores gráficos, físicas alteradas y estructuras que parecen sacadas de un sueño glitch.
En un video de 40 minutos publicado en su canal de YouTube, el creador explica con detalle la compleja manipulación que permitió acceder a estas áreas secretas.
Su trabajo no solo demuestra la persistencia de la comunidad retro, sino también cómo la curiosidad puede seguir empujando los límites de juegos que se creían totalmente descifrados.
El proceso detrás del hallazgo está lejos de ser simple, ya que Kosmic aprovechó una peculiaridad técnica de la versión “All-Stars” de Super Mario Bros: The Lost Levels para manipular la forma en que el juego carga los niveles.
En esencia, recurrió a una versión modificada del célebre “Minus World Glitch”, un error del primer Super Mario Bros. que permitía acceder a niveles imposibles mediante una alteración en la memoria del cartucho.
En esta nueva variante, Kosmic descubrió que al manipular los objetos del final de un nivel era posible forzar al juego a cargar una pantalla diferente, normalmente inaccesible.
Si a eso se sumaba una entrada específica a las tuberías verdes dentro de la “Warp Zone”, el resultado era un acceso caótico pero fascinante a mundos que el juego nunca debió mostrar.
El caos aumentaba al descubrir que desde el propio menú era posible volver a cargar estos niveles ocultos, pero con configuraciones aún más distorsionadas.
Así aparecieron zonas denominadas como “World 2-9”, “B-A” o “B-D”, que mezclan elementos de varios mundos y desafían cualquier lógica del diseño original.
Algunos escenarios, como el nivel B-E, muestran a Mario atrapado en una especie de “prisión de bloques”, una imagen tan absurda como hipnótica que ha cautivado a la comunidad.
A medida que Kosmic se adentraba en los niveles inéditos, el juego comenzaba a desmoronarse.
Muchos escenarios terminaban en abismos infinitos, gráficos corrompidos o fallos críticos que forzaban el reinicio de la consola. Sin embargo, el valor histórico del hallazgo supera con creces su jugabilidad.
Entre la nostalgia y la arqueología digital
Según el propio YouTuber, el descubrimiento tardó tanto en llegar porque The Lost Levels nunca alcanzó la popularidad del primer Super Mario Bros., y sus glitches eran particularmente difíciles de reproducir.
Además, las manipulaciones necesarias solo funcionan en la edición de Super Mario All-Stars, publicada para Super Nintendo, lo que reduce aún más las posibilidades de que alguien lo hubiera logrado antes.
Este redescubrimiento demuestra que incluso los títulos más analizados pueden seguir guardando sorpresas. Para muchos jugadores veteranos, el trabajo de Kosmic es un recordatorio de que la historia del videojuego aún está viva, y que cada byte del pasado puede esconder un secreto esperando ser revelado.
Casi cuarenta años después de su lanzamiento, Super Mario Bros: The Lost Levels vuelve a ocupar titulares gracias al meticuloso trabajo del YouTuber Kosmic, quien ha revelado 20 niveles inéditos mediante una compleja serie de glitches y manipulaciones.
Aunque la mayoría son inestables o imposibles de completar, el descubrimiento reaviva la pasión por la exploración técnica y la preservación de los clásicos.
Una hazaña que al final, demuestra que incluso en los mundos más antiguos del videojuego, aún hay espacio para la sorpresa.
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