Roger Ebert tenía razón

Una mirada a los actuales géneros que innovan

Roger Ebert tenía razón

Una mirada a los actuales géneros que innovan

La mayoría de ustedes ya debería estar al tanto del fallecimiento de Roger Ebert hace unos cuantos días atrás. Ebert era uno de los más reconocidos e influenciales críticos de cine, su aporte a los videojuegos fue, lamentablemente, su declaración de que nunca serian arte (artículo que tuvo que expandir posteriormente).

Ahora cuando menciono que Ebert “tenía razón” lo digo como Obi Wan Kenobi: desde cierto punto de vista.

Mi intención no es retomar el viejo y manoseado debate de si los juegos so arte o no, ya que al menos desde mi punto de vista siempre lo fueron, especialmente después de llevar bastante tiempo trabajando en ellos. Como sabiamente lo pusieron en Penny Arcade “Si 100 artistas crearan su arte durante 5 años, ¿Como su resultado no puede ser arte?”.

Whoops, dije que no hablaría de eso. Tampoco intento menospreciar al viejo Ebert, después de todo, estaba explorando los videojuegos como medio poco antes de su repentina muerte. La idea de este articulo vino a mí mientras leía opiniones sobre la violencia en Bioshock Infinite, y como impactaba negativamente la experiencia de juego. Eso me llevó directamente a una discusión que leí el 2010, cuando se publicó el primer artículo de Ebert.

“Debería jugar Bioshock” decía un comentario, yo asentí mirando la pantalla, después de todo Bioshock ya estaba siendo uno de los grandes ejemplos de excelencia en videojuegos. Sin embargo, una de las respuestas a ese comentario me heló la sangre “¿Como vas a explicarle a alguien que los videojuegos son mas que dispararle a gente en la cara con un juego donde te dedicas a dispararle a gente en la cara?”.

El espíritu de Ebert me pegó un chirlito. Verán, la industria del videojuego está severamente preocupada de que todo sea puramente “diversión”, y en realidad esta puede ser una limitante gigantesca para todo el medio. Aunque lo que quieras entregar sea hermoso, el mensaje se pierde si seguimos usando el mismo instrumento, sólo porque sabemos hacerlo bien (en este caso, dispararle a gente en la cara). Es como amarrar un poema de amor a un ladrillo, eventualmente me voy a cansar de reemplazar mis ventanas y todos los ladrillos se verán iguales.

Esa es una de tantas razones por la que le prestamos más atención a los indies, están dispuestos a romper el molde e innovar en nuevas formas de contar experiencias, cuando las grandes empresas tienen miedo de salir de su zona cómoda.

Me dirás: “Bueno, esta es la industria del entretenimiento, debería ser solo diversión.”. Lo gracioso es, que los videojuegos parecen ser la única industria con esta limitante, nadie agarró a Steven Spielberg y le dijo “Oye, ¿por qué no haces que Liam Neeson se cuente unos chistecitos en La Lista de Schindler?”, nadie reclamó a Shakespeare para que reescribiera un Extended Cut de Romeo y Julieta.

Por suerte, la batalla no está perdida, incluso en la arena de los juegos “AAA”. Hechos como que The Walking Dead de TellTale, un juego relativamente pequeño logró posicionarse por sobre otros juegos con más pirotecnia y presupuesto tanto en critica especializada como en las mentes de los jugadores es una buena señal. Iniciativas como Kickstarter también le entregan de vuelta el “poder” a los jugadores, llegando a resucitar géneros creidos muertos. Al final depende de nosotros, que encontremos formas de decir “quiero mas de eso”.

No me malentiendan, no estoy tratando de tirar abajo “al juego popular” o algo así. Siempre va a haber un lugar para explosiones, bullet-time y sierras mecánicas en la ingle. Pero aunque me guste mucho el chocolate, si como chocolate todos los días me voy a aburrir. Si pudiera sacrificar la mitad de eso para tener más momentos como Kreia dándome un sermón o visitar a Thane en el hospital o ver la despedida de Lee y Clementine o simplemente ver a Elizabeth bailar felizmente, entonces lo haría.

Me siento viejo, gracias Ebert.

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