Un misterioso juego indie llamado Project Shadowglass ha capturado la atención de la comunidad gamer al fusionar el pixel art clásico con entornos 3D modernos, todo ello sin recurrir a la inteligencia artificial. El título ha logrado que casi 60.000 personas lo añadieran a sus listas de deseos en Steam, impulsado además por el inesperado apoyo del creador de Baldur’s Gate 3.
Durante las últimas semanas, un breve video se volvió viral en redes sociales, mostrando un mundo de fantasía en pixel art iluminado como si fuera una superproducción moderna, visto en primera persona. El video fue creado con inteligencia artificial, y muchos usuarios solo podían soñar con poder jugar algo así, ya que para muchos parecía imposible de replicar. Sin embargo, no era solo un sueño: se anunció el desarrollo de un juego real con el mismo concepto en mente, generando una gran expectativa.
Project Shadowglass es la nueva apuesta de Starhelm Studios, un pequeño equipo indie que busca demostrar que no se necesita inteligencia artificial para lograr efectos visuales espectaculares. Su estética combina el encanto retro de los píxeles con la libertad de movimiento de entornos 3D explorables, algo que hasta ahora se había asociado más a renders experimentales que a videojuegos jugables.
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Un estilo retro, pero jugable de verdad
Los desarrolladores aseguran que no hay inteligencia artificial detrás de su creación, todo está hecho a mano y corre en tiempo real dentro del juego. “Todo lo que ves es 100% real y jugable”, aseguran, marcando distancia con las tantas demos generadas por IA que inundan la red. A diferencia de esos experimentos, aquí hay mecánicas reales y exploración libre.
En lo jugable, se inspira en clásicos como System Shock, Thief y Deus Ex. La idea es que el jugador no es un héroe poderoso, sino alguien que debe escabullirse entre sombras para robar artefactos mágicos y evitar combates directos, prestando atención a la luz, las rutas y cualquier distracción posible.
Un elogio que aumentó la expectativa
La historia dio un giro cuando Swen Vincke, director de Larian Studios, compartió su entusiasmo por el título en redes sociales. Su reacción, completamente inesperada para los desarrolladores, encendió aún más la popularidad del juego y disparó sus números en la plataforma de Valve.
“Esto no lo vi venir, pero me encanta cómo se ve. ¡Mucha suerte!”, escribió Vincke, generando un efecto dominó de atención que ningún pequeño estudio podría comprar con publicidad.
En apenas una semana, casi 60.000 usuarios de Steam agregaron el juego a su lista de deseados, un número impresionante para un título que aún no tiene fecha de lanzamiento definida. Según sus creadores, habrá una demo jugable a inicios de 2026 y acceso anticipado en 2027.
De una expectativa solo de ensueño a una promesa real
Lo que comenzó como un experimento visual terminó convirtiéndose en un proyecto que, sin presupuesto millonario ni IA, está compitiendo en atención con producciones mucho más grandes.
Este fenómeno demuestra cómo una buena idea, un estilo visual llamativo y un toque de nostalgia pueden bastar para atraer a miles de jugadores. Y cuando a eso se suma un empujoncito de alguien influyente, las cosas pueden escalar muy rápido.
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