Ryutaro Ichimura, productor veterano de Dragon Quest, reveló en una entrevista que abandonó Square Enix porque la compañía estaba demasiado enfocada en desarrollar juegos “seguros”, acusando a la empresa de copiar tendencias en lugar de innovar como en los inicios de la saga.
En los últimos años, Square Enix ha enfrentado cuestionamientos sobre su estrategia creativa, especialmente tras el lanzamiento de varios proyectos derivados que intentaban captar mercados dominados por otras franquicias. En este contexto, Ryutaro Ichimura, uno de los productores históricos de Dragon Quest, decidió salir de la compañía para iniciar un camino independiente.
El creativo señaló en el programa japonés ReHacQ (cuyas declaraciones fueron traducidas por Automaton) que, aunque ya planeaba independizarse, la visión de Square Enix aceleró su decisión. Para él, los títulos recientes reflejan una apuesta por lo “seguro”, lo cual contrasta con la filosofía de innovación que marcó los primeros juegos de la franquicia.
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Críticas directas a los spin-offs
Ichimura se mostró especialmente crítico con los spin-offs de la saga, como Dragon Quest Builders (parecido a Minecraft) y Dragon Quest Walk, inspirado en Pokémon Go. Según él, la compañía buscaba replicar fórmulas exitosas en lugar de generar experiencias nuevas y auténticas para los jugadores.
“Para decirlo sin rodeos, estaba copiando a otros”, afirmó el productor.
Ichimura consideró que estos proyectos eran simples intentos de garantizar ventas en mercados donde la saga principal no alcanzaba el mismo nivel de popularidad que en Japón.
El contraste con los inicios de Dragon Quest
En su reflexión, Ichimura destacó que la franquicia Dragon Quest había crecido gracias a la experimentación y a aprovechar al máximo el hardware de cada época. Recordó que Dragon Quest II introdujo los grupos de tres personajes, Dragon Quest III permitió cambiar de clase, y Dragon Quest IV implementó la inteligencia artificial en las batallas.
“Cada entrega impulsaba la serie hacia adelante, tanto en la evolución de las mecánicas como en el uso de la tecnología más avanzada de su tiempo”, señaló. Para el productor, esa ambición se ha ido diluyendo en favor de propuestas más conservadoras.
¿Un problema de toda la industria?
Si bien las declaraciones de Ichimura apuntan directamente a Square Enix, la crítica también refleja una tendencia general en la industria. Con costos de desarrollo cada vez más altos, muchas compañías prefieren apostar por proyectos seguros en lugar de arriesgarse con propuestas innovadoras que podrían fracasar comercialmente.
Algunos analistas consideran que Square Enix sí ha intentado salirse del molde con juegos como Foamstars, Harvestella o The DioField Chronicle, aunque su escasa promoción limitó su impacto. También se recuerda el caso de Forspoken, una propuesta con potencial que terminó decepcionando a gran parte del público.
La salida de Ichimura de Square Enix simboliza el choque entre la necesidad empresarial de minimizar riesgos y la visión creativa de quienes buscan innovar. Su crítica reabre el debate sobre si los grandes estudios están sacrificando originalidad a cambio de seguridad financiera, un dilema que no solo afecta a Dragon Quest, sino a toda la industria del videojuego moderno.
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