Nuevos estudios revelan que la Generación Z en Japón está dedicando menos tiempo y dinero a los videojuegos, con una clara preferencia por títulos gratuitos en dispositivos móviles, mientras que la población de jugadores de PC ha disminuido en tres millones en la última década, afectando el panorama del gaming en el país.
En los últimos años, la industria del videojuego ha experimentado transformaciones profundas en la forma en que las nuevas generaciones consumen este entretenimiento. Las tendencias actuales muestran que, aunque Japón mantiene un mercado sólido, la manera en que los jóvenes interactúan con los juegos está cambiando rápidamente.
Investigaciones recientes evidencian que los jugadores japoneses más jóvenes están reduciendo tanto su gasto como el tiempo invertido en videojuegos, optando por experiencias de bajo costo y más flexibles. A la par, las cifras muestran un retroceso sostenido en la población de jugadores de PC, marcando un cambio importante en las preferencias de consumo digital.
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Generación Z japonesa: menos tiempo y dinero para jugar
Un estudio de Intage indica que la proporción de jóvenes de entre 15 y 29 años que juegan al menos una vez al año ha disminuido de forma constante entre 2021 y 2024, siendo más evidente en la franja de veinteañeros. Esto se refleja también en un informe de SHIBUYA109 Entertainment, que muestra que la media de juego diario entre los 15 y 24 años es de apenas 100 minutos, con un gasto anual promedio de 70 dólares.
La mayoría (55,1%) de estos jóvenes se consideran jugadores casuales, gastando en promedio solo 42 dólares al año, inclinándose mayormente por el uso del smartphone. Este cambio de hábito favorece a los juegos free-to-play, que permiten jugar en momentos muertos, como traslados en transporte público, evitando la compra de títulos a precio completo.

Factores detrás de la caída en el gasto gamer
En Estados Unidos, la reducción del gasto juvenil en videojuegos se asocia con problemas económicos como el desempleo y las deudas estudiantiles, pero en Japón la situación es diferente: el desempleo se mantiene en 2,5% y el mercado laboral estable. En cambio, los expertos señalan un fenómeno cultural creciente: la búsqueda del “taipa” o rendimiento del tiempo invertido en el consumo de contenido.
La Generación Z japonesa tiende a evaluar el valor obtenido frente al tiempo gastado, priorizando experiencias rápidas y flexibles. Esto, sumado al auge de los juegos gratuitos y a la posibilidad de multitarea, ha llevado a que los títulos de precio completo resulten menos atractivos, sobre todo en un contexto donde sus costos de desarrollo y posibles alzas de precio podrían acentuar esta brecha.
Diez años de declive en el gaming de PC en Japón
El área más afectada del gaming en el país parece ser el PC, ya que el Famitsu Game Hakusho 2025 confirma que la población de jugadores de esta plataforma en Japón ha disminuido en tres millones desde 2015, pasando de 17,49 millones a 14,52 millones, a pesar de un ligero repunte en el último año. En contraste, el número de jugadores de consola y, especialmente, de móviles ha crecido, alcanzando 29,51 millones y 42,77 millones, respectivamente.
Aunque plataformas como Steam han incrementado la visibilidad del PC gaming, la tendencia no ha revertido el declive. El alto precio del hardware es un factor relevante: según The Nikkei, los PCs de escritorio prearmados han subido un 40% en seis años y algunos componentes han triplicado su valor, dificultando su acceso frente a consolas más económicas.

Mercado estable pero con preferencias cambiantes
El mercado japonés de videojuegos alcanzó en 2024 un valor de 2,396 billones de yenes (más de 16 mil millones de dólares), con una ligera contracción en la población total de jugadores. Sin embargo, los cambios en la preferencia hacia móviles y títulos gratuitos muestran un giro generacional que podría redefinir la forma en que se desarrollan y comercializan los juegos en Japón.
Si las tendencias continúan, el mercado podría mantenerse económicamente sólido, pero con un cambio profundo en la distribución de plataformas y modelos de negocio, lo que plantea un desafío para las compañías que dependen de ventas de juegos de precio completo o de hardware de alto rendimiento.
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