La streamer Emiru fue víctima de acoso durante la TwitchCon 2025 en San Diego, donde un asistente intentó besarla sin su consentimiento durante un encuentro con fans. El hecho generó indignación generalizada y fuertes críticas a Twitch por su falta de medidas de seguridad y apoyo a los creadores, especialmente a las mujeres.
TwitchCon es uno de los eventos más importantes del mundo del streaming, un punto de encuentro entre creadores y sus comunidades. Sin embargo, la edición 2025 en San Diego se ha visto empañada por un grave incidente que reaviva el debate sobre la seguridad y el trato hacia las mujeres en la industria.
Durante un meet and greet, la popular streamer Emily “Emiru” Schunk fue agredida por un asistente que se abalanzó sobre ella, la abrazó sin permiso y trató de besarla. El clip del incident fue compartido en X y rápidamente se viralizó, generando una ola de indignación tanto en redes sociales como dentro de la comunidad de Twitch..
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La seguridad de Twitch falló
Según los reportes, el hombre se acercó a Emiru en plena sesión con fanáticos, ignorando las normas básicas de respeto y contacto. Fue el propio guardaespaldas contratado por la creadora quien intervino, empujando al agresor fuera del área. Lo más alarmante, según denunció Emiru, fue que la seguridad oficial del evento no actuó en ese momento, permitiendo que el sujeto se acercara sin dificultad y, posteriormente, dejándolo salir del recinto sin enfrentar ninguna consecuencia.
El video del momento, compartido por varios usuarios, muestra claramente la secuencia del ataque y la falta de reacción inicial del personal de seguridad. Solo horas después el agresor fue detenido y posteriormente expulsado indefinidamente tanto de la plataforma como de futuros eventos presenciales de Twitch.
“No me sentí cuidada ni protegida”, escribió Emiru en su cuenta de X, asegurando que fue su propio equipo quien respondió, mientras los guardias del evento permanecían pasivos. “Definitivamente esta es mi última TwitchCon, y me entristece decirlo como una asistente que ha ido de forma intermitente durante 10 años.”
La respuesta de Twitch y el descontento del público
Twitch calificó el comportamiento del agresor como “completamente inaceptable y profundamente perturbador”, anunciando una suspensión indefinida de la persona involucrada y una revisión de los protocolos de seguridad para eventos presenciales. La compañía aseguró haber incrementado la presencia de guardias y restringido el acceso de acompañantes a las zonas de meet and greet.
Aun así, la comunidad reaccionó con escepticismo. Numerosos usuarios señalaron que la respuesta de Twitch fue tardía y superficial, destacando que otras creadoras ya habían advertido sobre los riesgos de asistir a la convención. Además, la plataforma recibió críticas por haber exigido a Emiru que participara en el meet and greet para poder mantener su presencia en TwitchCon, algo que la propia streamer confirmó en una transmisión posterior al incidente (a través de YouTube).
“Twitch no debería esperar a que ocurran incidentes como este para actuar. Las medidas de seguridad deberían ser previas, no posteriores. Todo streamer que participe en un encuentro merece un guardia de seguridad dedicado, no solo al registrarse, sino también dentro, donde los creadores interactúan con los fans”, afirmó el usuario Saruei en X.
El problema de las relaciones parasociales
El incidente también reabre la conversación sobre las llamadas relaciones parasociales, vínculos unilaterales donde los fans desarrollan una conexión emocional irreal con los creadores que siguen. Este tipo de comportamiento puede volverse invasivo e incluso peligroso, como lo demuestra el caso de Emiru, quien ya había enfrentado amenazas y acoso por parte de seguidores en el pasado.
La streamer mencionó además que su antiguo guardaespaldas fue vetado de TwitchCon tras un incidente con un acosador anterior, lo que dificultó aún más su protección. Este patrón de vulnerabilidad ha impulsado a muchos influencers a contratar seguridad privada o evitar del todo las apariciones públicas.
“No me imagino cómo se sentirían los creadores sin esas opciones”, comentó Emiru, refiriéndose a la posibilidad de contar con guardaespaldas personales.
Todo adquirió más ribetes de negligencia al ver al sospechoso salir caminando del evento con total tranquilidad y sin ser perseguido por la seguridad del evento en un video a las afueras del evento.
Una herida abierta en la comunidad del streaming
El caso de Emiru no solo refleja un fallo grave en la seguridad de un evento de gran escala, sino también una crisis de confianza entre Twitch y sus creadores. Mientras la plataforma intenta reparar su imagen, muchos dentro de la comunidad femenina del streaming se cuestionan si volverán a sentirse seguras participando en convenciones futuras.
La TwitchCon 2025, que debía ser una celebración de la comunidad, terminó convertida en un llamado urgente a la responsabilidad y la empatía.
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