Una actualización reciente de Windows 11, la KB5066835, provocó importantes caídas de rendimiento en videojuegos, especialmente en Assassin’s Creed Shadows y por ello, Nvidia lanzó un parche de emergencia que confirmó el problema.
En algo que solo se había conocido por comentarios de la propia comunidad de jugadores, en por ejemplo Reddit, se confirmó que una actualización reciente de Windows 11, identificada como KB5066835, ha provocado serias caídas de rendimiento en juegos.
Esto gracias a las pruebas realizadas por jugadores las cuales fueron entregadas en un reciente video de YouTube, donde se revela que estas bajas de cuadros por segundo se dieron especialmente en Assassin’s Creed Shadows, obligando a Nvidia a lanzar un parche de emergencia para mitigar los daños.
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Un parche que encendió las alarmas
Como algunos usuarios de este sistema operativo sabrán, las sospechas comenzaron a finales de octubre, cuando usuarios de Windows 11 notaron un comportamiento anómalo tras la instalación automática de una actualización de seguridad y funciones del sistema.
Inicialmente, los reportes se centraban en fallos relativamente extraños pero menores, como la desactivación de teclados y ratones USB al ingresar en el Entorno de Recuperación de Windows, un inconveniente incómodo, aunque solventable con antiguos periféricos PS/2 que pocos conservan hoy en día.
Conforme avanzaban los días, comenzaron a registrarse comentarios desconcertados de jugadores, especialmente de quienes ejecutaban Assassin’s Creed Shadows y los hilos en foros y Steam se llenaron de usuarios que, desesperados por recuperar rendimiento, sugerían desinstalar las actualizaciones de Windows, renunciando a los parches de seguridad con la esperanza de mejorar la fluidez.
En aquel momento, muchos lo vieron como una medida extrema y semanas después, los hechos demostrarían que no estaban tan equivocados, ya que la situación dio un giro contundente, cuando Nvidia mencionó explícitamente el parche KB5066835 en las notas de un controlador hotfix dirigido a los usuarios de Windows 11 24H2 y 25H2.
La compañía advirtió que la actualización podía provocar “bajo rendimiento en algunos juegos”, una declaración que encendió todas las alarmas y motivó pruebas más exhaustivas como las del canal de YouTube Digital Foundry, quienes realizaron verificaciones internas ejecutando Assassin’s Creed Shadows en un equipo de alto rendimiento, equipado con un Ryzen 7 9800X3D y una RTX 5090, confirmando todo.
Según dicen, los resultados fueron contundentes, ya que la tasa de fotogramas cayó entre 33% y más del 50% con el parche instalado. Tras aplicar el hotfix de Nvidia, registramos nuevamente las mismas secuencias del juego, constatando una recuperación de rendimiento que no dejaba margen para la duda, siendo el culpable la actualización de Windows.

Junto a esto, indican que aunque la evidencia en AC Shadows es clara, la identificación de otros títulos afectados sigue siendo difícil. Hasta ahora, el único caso adicional con reportes tangibles es Counter-Strike 2, donde se observaron caídas y microcortes en la fluidez antes de aplicar el parche gráfico.
Preguntas incómodas para Microsoft y la creciente frustración
Este episodio abre interrogantes inquietantes sobre los procesos de validación de Microsoft y su coordinación con los fabricantes de hardware, con jugadores y analistas pensando que si la actualización de octubre reveló un fallo profundo en los controladores gráficos, ¿por qué no se coordinó de manera preventiva con compañías como Nvidia y AMD?.
Y si el problema no residía en los controladores, sino en cambios introducidos por Windows, también se preguntan: ¿por qué deben ser los fabricantes de GPUs quienes corrijan los errores generados por el propio sistema operativo?.

La incertidumbre agrava una tendencia que los equipos de análisis llevan detectando durante todo el año, porque Windows 11 acumula tropiezos cada vez más frecuentes que afectan directamente al ecosistema del gaming en PC.
Una situación que para cerrar, ha llevado a algunos jugadores y especialistas, incluidos los de Digital Foundry, a considerar alternativas no basadas en Windows, pese a la complejidad en compatibilidad, drivers y soporte de juegos.
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