El aumento desmedido en el precio de la memoria DDR5 ha causado un desplome del 50% en las ventas de placas base, obligando a grandes fabricantes como ASUS y MSI a recortar drásticamente sus previsiones, todo en una tendencia que advierten, podría seguir encareciendo el hardware de PC.
El mercado de componentes para PC enfrenta una turbulencia inesperada en la recta final del año, ya que según informes recientes provenientes de los canales de distribución, el aumento astronómico en los precios de la memoria RAM DDR5 ha desencadenado una reacción en cadena que está golpeando severamente a otros sectores del hardware.
Y es que ahora, fabricantes líderes como ASUS, MSI y GIGABYTE han reportado una caída dramática en la comercialización de placas base, con reducciones que oscilan entre el 40% y el 50% en comparación con el mismo periodo de 2024, lo que ha obligado a estas compañías a revisar a la baja sus objetivos de ventas para el cierre de 2025.
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El fin de la “temporada alta” y el dilema de la actualización
Como quienes son usuarios habituales y consumidores de hardware de PC sabrán, históricamente, el último trimestre del año representa el periodo más lucrativo para la industria, impulsado por eventos promocionales masivos como el Black Friday y la campaña navideña, sin embargo, el escenario actual desafía esta lógica de mercado.
Esto ya que según un reporte de GazLog (vía Board Channels), se indica que lejos de aprovechar los descuentos estacionales, los consumidores están frenando sus decisiones de compra. La razón es puramente económica y técnica: la mayoría de las ventas de placas base modernas están vinculadas a la construcción de nuevos equipos o actualizaciones mayores. Al estar las nuevas generaciones de procesadores atadas casi exclusivamente al ecosistema DDR5, los usuarios se ven forzados a asumir el coste de estas memorias.
La barrera de entrada se ha vuelto prohibitiva para el consumidor promedio y aquellos que intentan migrar desde sistemas basados en DDR4, se encuentran con que el “impuesto” de actualizar a la nueva tecnología implica pagar precios inflados por la RAM, lo que desincentiva la compra del resto de componentes, específicamente la placa base. Como resultado directo de esta “reducción significativa de la demanda”, los gigantes tecnológicos taiwaneses han decidido ajustar sus expectativas de ventas para noviembre y diciembre de 2025.
Este movimiento estratégico sugiere un panorama sombrío y cauteloso de cara al CES 2026, el evento tecnológico más importante de enero, donde la industria tendrá que presentar soluciones ante un mercado reticente, intentando calmar a los consumidores de este hardware, especialmente los gamers.
Precios de CPU a la baja y el temor por las gráficas
Informes como el del medio TweakTown, recalcan que las consecuencias de este estancamiento no se limitarán a las placas base, pensando que el mercado se prepara para un reajuste forzoso en otros componentes vitales. Ante la caída masiva en la adopción de nuevas plataformas, los analistas prevén que los precios de los procesadores (CPU) y las placas base podrían comenzar a descender en el futuro inmediato.
Esta deflación sería una medida desesperada para reactivar la demanda y compensar el sobrecoste que los usuarios deben pagar por la memoria RAM, cuyos precios se han multiplicado por dos o incluso por tres en los últimos meses. Si bien una reducción en el costo de la CPU es una buena noticia, el equilibrio final del presupuesto para armar una PC sigue siendo desfavorable.
Sin embargo, la preocupación más alarmante reside en el sector de los gráficos, ya que el aumento en los costes de los chips DRAM no afecta solo a la memoria del sistema principal, siendo un problema estructural que impactará y ya está impactando inminentemente a las tarjetas gráficas.
Es así como para cerrar, aunque los consumidores puedan ver descuentos en CPUs y motherboards próximamente, la realidad es que el ecosistema de PC en su conjunto se enfrenta a un periodo de encarecimiento difícil de revertir a corto plazo.
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