El inicio de 2022 ha sido marcado por compras por parte de las compañías más influyentes en la industria del videojuego, Microsoft compró Activision-Blizzard por 68.000 millones de dólares y Sony compró a Bungie, los creadores de Halo y Destiny, por 3.600 millones de dólares.
Estas compras, en especial la de Microsoft, pueden significar en un gran cambio en el status quo en el cual ha estado la industria desde comienzos de los años 2000, pero de momento Nintendo se mantendrá alejada y no sacará su billetera, ya que aseguran que no está en sus planes adquirir nuevos estudios de desarrollo.
Según dio a conocer Bloomberg, durante la última llamada con los inversores, el presidente de Nintendo, Shuntaro Furukawa aseguró que la política de la compañía en cuanto a inversiones no va a cambiar. Su última jugada fue invertir 100.000 millones de yenes en noviembre, para fortalecer el desarrollo de videojuegos propios.
"Nuestra marca se construyó sobre productos elaborados con dedicación por parte de nuestros empleados. Sumar a nuestro grupo un gran número de personas que no tengan el ADN de Nintendo no aportaría ninguna ventaja", explicó Furukawa.
A pesar de esto, Furukawa añadió que no están en contra de realizar adquisiciones si mientras estas sean necesarias.
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