A Ken Levine, la mente detrás de BioShock Infinite, le tiene sin cuidado el hecho de que su anticipado juego llegue a las tiendas el 16 de octubre, sólo días antes de que Medal of Honor: Warfighter y Assassins Creed III hagan lo propio. Sin mencionar la posibilidad de que otros, aún carentes de fecha oficial, como Halo 4 y Call of Duty, también debuten por esos días.
Para el director creativo, oriundo de Nueva York, la clave radica en lo singular de su propuesta, pues a diferencia de Battlefield 3 el cual rivalizó con MW3 en su momento, Infinite no tiene un equivalente conceptual. Es difícil que la gente categorice a BioShock en su cabeza. Tiene su propia vibra. Es un juego extraño y diferente, en la misma forma en la que Portal tampoco tuvo competencia directa. Así que no nos preocupamos tanto de la competencia o de qué haremos al respecto, aseguró.
Fiel a la tradición de la franquicia, BioShock Infinite será una fusión homogénea entre acción FPS con una buena dosis de RPG, la cual tendrá por contexto una ciudad flotante de comienzos del siglo XX, misma que atraviesa por una guerra civil. Al margen de su ya de por sí complejo argumento, uno de los atributos más encomiables de la propuesta será también el concepto artístico, inspirado por la propaganda de la época y el idealismo americano de 1900.
En su conjunto, todos los elementos antes mencionados son los que, ciertamente, harán a BioShock Infinite un producto único.
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