Preservar los videojuegos para las generaciones futuras es un reto considerable. Al contrario de medios como el cine y la literatura, su complejidad vuelve muy difícil la tarea de conservarlos. Más que un problema de formato, es una cuestión de cómo emular la plataforma original en la que funcionaban.
En GDC, un panel de expertos discutió el tema y lo que puede hacerse para conservarlos. John Romero, por ejemplo, habló sobre cómo, además de los juegos, es necesario archivar el proceso creativo, pues sin él es muy difícil replicar el espíritu de títulos como Chrono Trigger o los primeros Final Fantasy. El desarrollador se refiere a catalogar las entrevistas y otras discusiones para que en el futuro sea posible comprender qué hace exitosa a una producción.
La universidad de Stanford realiza también investigaciones al respecto. Henry Lowood, curador de su librería, comentó acerca del mayor problema al archivar videojuegos: mantener el formato vivo. También citó como ejemplo a Chrono Trigger, que ha sido adaptado a varias plataformas modernas.
Pero, sin duda alguna, el reto más grande que enfrentan los preservadores de los videojuegos son los MMO. Jon-Paul Dyson, director del Centro internacional de historia de los juegos electrónicos, comentó que no es cuestión sólo de adaptar el software a otra plataforma, sino también de conservar el hardware. Tal es el caso de World of Warcraft. Expuso que, en el futuro, cuando los servidores del juego ya no funcionen, será muy difícil replicarlos, pues no contienen información que pueda ser migrada o emulada fácilmente.
Al final, el panel puso énfasis en la importancia de conservar la herencia cultural de los videojuegos. Documentar su software, su hardware y su proceso de desarrollo es vital para el medio y para que generaciones futuras conozcan el pasado.
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