Ayer, 13 de mayo de 2014, Microsoft anunció que el Kinect ya no se vendería junto con el Xbox One, lo cual reduciría el precio de la consola de $499 USD a $399 USD, aunque el periférico continuaría como parte importante de la consola. En respuesta, Piers Harding-Rolls, analista de la industria, declaró que la decisión implicaba regresar a la estrategia de venta del Xbox 360.
Harding-Rolls, director de videojuegos en la firma de investigación y análisis IHS, dijo en un comunicado, que el anuncio de Microsoft significaba que el Kinect ya no será un factor decisivo en la compra de un Xbox One, lo cual efectivamente lo convertía en un elemento central para dejar de ser un simple periférico. Así, la estrategia sería como la del Xbox 360, donde los juegos y sus precios son el principal factor para la compra de la consola.
El analista asegura que una vez que Microsoft establezca mejor las funcionalidades de entretenimiento y el mercado esté mejor preparado, la empresa intentará reintroducir el aparato.
Tras anunciar que el Xbox One y el Kinect se venderían por separado, el director de mercadotecnia y estrategia de Microsoft, Yusuf Mehdi, habló de los cambios que implementarían para compensar el cambio, como el rediseño a la interfaz de usuario para que funcione mejor con el control.
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