La serie de problemas relacionados con los procesadores Intel Core de 13.ª y 14.ª generación parece no tener fin y ahora, se suman las declaraciones de algunos fabricantes de PCs. Tras extender la garantía de estos procesadores de 3 a 5 años, muchas marcas han sido consultadas sobre si honrarán esta extensión en sus sistemas. Las respuestas han sido preocupantes, ya que indican que algunos fabricantes podrían no respaldar la garantía extendida ofrecida por Intel para sus CPU.
Interrogantes que han surgido ya que Intel solo se responsabiliza directamente de los procesadores vendidos en cajas, es decir, los que compramos en tiendas. Pero acerca de los procesadores que se venden integrados en equipos de escritorio o portátiles fabricados por otras empresas, Intel no puede obligar a estos fabricantes a extender sus garantías, dado que el producto principal es el equipo completo y el procesador es solo un componente.
Intentando disipar estas dudas, The Verge realizó una encuesta informal entre los principales fabricantes de PC, tras el anuncio de Intel sobre la extensión de garantía para los procesadores Raptor Lake. Las respuestas de cada marca fueron variadas. Acer dijo que está investigando los modelos afectados y aún no ha tomado una decisión definitiva sobre si modificará sus políticas de garantía. Por su parte ASUS respaldará la extensión de garantía de Intel y proporcionará actualizaciones de BIOS para mitigar los problemas. Dell sugiere que los clientes con problemas se pongan en contacto con su soporte técnico, y que los procesadores defectuosos serán reemplazados.
En cuanto a HP, Digital Storm y Falcon Northwest, estos han confirmado que respetarán la extensión de garantía ofrecida por Intel. Además, algunas empresas como CORSAIR y Origin PC ofrecen garantías extendidas, pero con algunas limitaciones. Otras, como NZXT y CyberPowerPC, aún no han proporcionado una respuesta clara.
Como podemos ver, mientras algunos fabricantes se han alineado con la política de Intel, otros han adoptado una postura más cautelosa o incluso han declinado responder. Esta situación genera incertidumbre y plantea interrogantes sobre la responsabilidad de cada actor en esta cadena de suministro.
Demanda colectiva de accionistas sacude a Intel
Además del rechazo a cumplir la garantía de ciertas marcas, Intel enfrenta una demanda colectiva presentada por sus accionistas, quienes alegan que la compañía ocultó información material sobre el desempeño de su negocio de fundición, lo que llevó a una subvaluación significativa de sus acciones. La demanda, presentada en un tribunal federal de San Francisco, acusa a Intel, así como a su director ejecutivo, Pat Gelsinger, y al director financiero, David Zinsner, de hacer declaraciones falsas y engañosas a los inversores.
Los demandantes argumentan que Intel infló artificialmente el valor de sus acciones al ocultar los problemas que enfrentaba su negocio de fundición, Intel Foundry Services (IFS). Según la demanda, la compañía minimizó las dificultades que enfrentaba IFS, como los retrasos en la producción y la falta de competitividad en comparación con sus rivales. Los accionistas alegan que, al ocultar esta información, Intel les impidió tomar decisiones de inversión informadas y sufrieron pérdidas sustanciales como resultado.
Hasta el momento, Intel no ha emitido una declaración formal en respuesta a la demanda. Sin embargo, es de esperar que la compañía defienda enérgicamente las acusaciones en su contra. Los abogados de Intel argumentarán probablemente que las declaraciones hechas por la compañía eran precisas en el momento en que se realizaron y que los inversores no fueron engañados.
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