El soporte oficial para Windows 10 finalizó este 14 de octubre de 2025, dejando a más del 40 % de usuarios de PC sin actualizaciones de seguridad. Unos 200 millones de ellos no pueden actualizar a Windows 11 debido a las estrictas exigencias de hardware, mientras que otros enfrentan la alternativa de pagar una suscripción anual para seguir protegidos.
Después de más de una década marcando el ritmo en el mercado de los sistemas operativos, Windows 10 llegó oficialmente al final de su ciclo de vida. A partir de hoy, Microsoft dejará de entregar actualizaciones de seguridad, dejando a millones de usuarios expuestos a amenazas informáticas en todo el mundo.
Lo más impactante es que, según datos de StatCounter, el 40,8 % de las computadoras aún utilizan Windows 10 en 2025, una cifra alarmante teniendo en cuenta la magnitud de los riesgos informáticos actuales.
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Actualizar no es una opción para todos
Aunque Microsoft promueve activamente la migración a Windows 11, para millones de usuarios esa opción simplemente no es viable. Alrededor de 200 millones de computadoras no cumplen con el requisito obligatorio de TPM 2.0, lo que imposibilita una actualización directa sin modificar o reemplazar hardware esencial.
Este requisito, presente desde el lanzamiento de Windows 11, ha sido objeto de críticas por excluir equipos que siguen siendo funcionales y eficientes. Muchos usuarios no están dispuestos a invertir en una nueva placa base o CPU solo para mantener el soporte oficial del sistema operativo.
Opciones oficiales
Para quienes no puedan actualizar, Microsoft ofrece el programa Extended Security Updates (ESU), que permite seguir recibiendo parches de seguridad por 61 USD al año. Esta solución, sin embargo, ha sido recibida con escepticismo, ya que muchos consideran injusto pagar una tarifa anual por mantener un sistema que ya poseen legalmente.
Una excepción se hizo en el Espacio Económico Europeo, donde los usuarios particulares recibirán un año adicional de soporte gratuito. Lamentablemente, para quienes no cuentan con esa ventaja y desean seguir utilizando Windows, la única opción será pagar o asumir los riesgos de quedar desprotegidos.
Consecuencias inesperadas
Por si fuera poco, la rigidez de los requisitos ha provocado un fenómeno llamativo: algunos usuarios están optando por reinstalar Windows 7 en lugar de actualizar a Windows 11, pese a que también es un sistema sin soporte oficial. Hoy, cerca del 10 % de los PCs en el mundo utilizan esta versión obsoleta, lo que refleja un rechazo a la estrategia actual de Microsoft.
Aunque Windows 11 ha alcanzado una estabilidad mucho mayor respecto a sus primeros años y ofrece mejoras significativas en rendimiento, seguridad y productividad, estas ventajas solo están al alcance de quienes poseen equipos modernos, lo que marca una clara división entre quienes pueden seguir avanzando y quienes quedan atrás. De igual forma, hoy en día existen varias opciones de sistemas operativos fuera de Microsoft que ofrecen estabilidad y seguridad, incluso de forma gratuita, lo que las convierte en una opción más que viable para aquellos que no cumplen con los requisitos de Windows 11.
Un cambio de era con brecha tecnológica
El fin de soporte de Windows 10 representa no solo el cierre de una etapa, sino también un fuerte golpe para una gran parte de la base de usuarios global. Con cientos de millones de personas imposibilitadas de actualizar por razones técnicas o económicas, la brecha entre usuarios modernos y rezagados podría ampliarse aún más.
Mientras algunos optarán por pagar por el soporte extendido, otros buscarán soluciones alternativas, incluso recurriendo a sistemas operativos obsoletos o migrando a opciones distintas.
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