Innovar en un género en el que se ha intentado de todo, no sólo es difícil, es casi imposible. Es una fortuna que siempre hay entusiastas dispuestos a exprimir hasta la última gota de creatividad para sorprendernos. En el ámbito de los juegos de plataforma, donde el camino fácil es trasladarnos a mundos tridimensionales, plasmar festivales visuales en pantalla o recurrir a poderosos motores gráficos, este humilde juego en el que solo te puedes mover en dos direcciones –como todos sus primos 2D–, nos enseña que simplemente hace falta ofrecer algo fuera de lo común para capturar nuestra atención.

Continuando el legado de innovación de Braid y Limbo, And Yet It Moves le da un giro brusco al género, en sentido completamente literal, ya que permite dar vuelta al escenario en incrementos de 90 grados. Es una mecánica sencilla, pero inyecta frescura a un tipo de juegos que llevan más de 25 años de existencia.

Tu objetivo en cada nivel es llegar al final del escenario y aunque no hay enemigos que vencer, poderes a adquirir ni monedas para recolectar, la tarea no es sencilla, ya que alcanzar la meta no es tan simple como dar algunos pasos. El mejor ejemplo es cuando se aparecen enormes obstáculos enfrente, no los puedes saltar, pero qué tal girar el escenario para que una inclinada pendiente se convierta en un camino por el que puedas caminar tranquilamente.

Es un sistema al que tendrás que recurrir todo el juego, aunque claro, ese mismo giro del escenario que te abrió paso a nuevas áreas, puede sacudir algunas rocas sueltas y lanzarlas sobre la cabeza de tu pálido personaje. Como esta situación hay muchas, y las tendrás que considerar al momento de avanzar, no sólo evitando los peligros provocados por tus decisiones, sino también para remover molestias del camino. En las pocas horas que dura el juego te la pasarás descubriendo cosas y aprendiendo de tus errores, los que cometerás con frecuencia, pero no te aflijas por posibles frustraciones pues al morir el juego te regresa apenas unos segundos atrás en la aventura.

Durante los 16 niveles que componen la travesía –cada uno con una temática visual diferente–, los desafíos aumentan a ritmo constante. Una vez te acostumbres a la mecánica de juego, tendrás que enfrentarte con plataformas en movimiento que alteran su trayectoria con cada giro que le des al mundo, o aparecen en una posición determinada dependiendo qué orientación tenga el escenario.

Un aspecto interesante de la dinámica de movimiento es que justo como en Portal, si tu personaje está suspendido en el aire mientras giras el entorno, no pierde inercia, así que de haber espacio debajo de sus pies, puede seguir cayendo indefinidamente, o morir despedazado al tocar el suelo aún si el brinco pareciera de poca distancia.

En comparación a otros juegos de plataforma, And Yet It Moves es una experiencia tranquila y si pasamos por alto algunos de los complicados escenarios, hasta relajante. No hay un tiempo límite para llegar al final, así que puedes tomártelo con calma para resolver cada enigma del escenario. Y aunque no hay historia que te motive a avanzar, no hace falta pues la diversión que ofrece y los ingeniosos retos son suficientes para persuadirte; es una muestra clara de que el contexto no es tan importante si la propuesta es divertida.

And Yet It Moves no es un juego perfecto, tiene algunos defectos de diseño y pudo haber recibido mayores ajustes en el tiempo que lleva desde que fue lanzado por primera vez, sin embargo en términos simples se trata de una idea muy original, una aventura ingeniosa y divertida que no debes dejar pasar, en especial si la adquieres en el Humble Bundle.