por
Con la inminente llegada de Left
4 Dead, juego que será el encargado de saciar mi apetito de zombies, me he
puesto a platicar con mis hermanos (Tio Keeble y Chelsey Keeble) y llegamos a
la conclusión de que actualmente no se ven tantos no-muertos como quisiéramos,
incluso teniendo en cuenta que hace poco se realizó el famoso Zombie Walk en
el Distrito Federal.
Yo todavía recuerdo la
primera vez que vi Night of the Living Dead, la palabra miedo se queda corta,
realmente me quedé con una sensación extraña, una mezcla de miedo, asco y
respeto; parecida a la que me causaba una amargada maestra de la secundaria, ya
que cualquier persona con más de setenta años con la entereza de carácter de
soltarme un reglazo, merece respeto. Ah George Romero sería un nombre que
quedaría grabado en mi mente para siempre, junto con el de Tom Savini.
Tras muchas e insistentes
escapadas a mi entonces favorito videoclub (si, del que te daba pilones, que
podías cambiar por un microondas, con cada renta) pude conseguir la película de
Dawn of the Dead y sería con esta con la que mi destino quedaría sellado, a
partir de ese momento me he convertido en fan de los zombies. He visto todas
las películas de Romero y todos los remakes y todavía recuerdo hace unos años
haber hecho hasta lo imposible (y pagado acorde) para conseguir mi Night of the
Living Death Millenium Edition, todo por poder revivir toda su gloria en blanco
y negro, sin esa sucia basura que le metieron a la edición de su trigésimo
aniversario.
La temática del apocalípsis
de zombies se me hace tan atractiva y tan cautivadora, lo más interesante es
como siempre es el factor humano lo que acaba por arruinar el día para el grupo
de sobrevivientes, los zombies los atacan, si, pero siempre es la avaricia, el
miedo o la histeria los que acaban por traer la ruina para todos. Uno de
los mejores ejemplos lo podemos ver en el remake de Dawn of the Dead, en el
cual un personaje esconde a su esposa embarazada, quien ha sido mordida en la
mano por un zombie. En una de las escenas más memorables para mi, podemos
observar el efecto de la infección sobre un pequeño bebé y posteriormente el
efecto de una bala sobre la cabeza de un pequeño zombiecillo.
Left 4 Dead ha resultado una
experiencia bastante buena y si no fuera por que Horda rockea tanto,
seguramente me encontraría jugando el demo sin parar actualmente. Lo que lo
hace un juego tan poderoso es el hecho de poderlo jugar en cooperativo, cada
partida ha resultado ser una experiencia épica. Probablemente cuando ya
tengamos el juego completo no haya mucho espacio para jugar, ya que son muchos
los zombie fans en mi lista de amigos, pero si alguien quiere apuntarse para el
cooperativo de este juego podrían armarse unas partidas muy interesantes.
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