Juegos que nos hacen sentir como niños

Recordamos la infancia con 22 títulos que evocan el pasado


Recomendaciones por René Molina

Super Castlevania IV

En la época en la que mis papás me compraron el Super Nintendo sólo había 2 televisores en casa: el familiar que era casi casi intocable y uno muy antiguo con carcasa de madera. Fue en ese vejestorio en el que por primera vez jugué esta obra maestra de Konami. Recuerdo que la pantalla se había magnetizado o algo parecido, porque algunos colores se distorsionaban. La imagen no era buena, pero no me importaba.

Me dejaba envolver por la música y los escenarios y, ahora que lo cuento, puedo verme encaramado en una silla, codos sobre la mesa y control en mano, conduciendo a Simon Belmont a su cita con Drácula. Cada vez que lo juego regreso a esos años en los que no éramos tan exigentes, disfrutábamos los juegos como venían y los jugábamos de cualquiera manera posible.

Punch-Out!!

La primera vez que tuve contacto con Nintendo fue a través del NES en casa de unos primos. Entre la selección de juegos que pude probar con ellos estaba este título puzzle disfrazado de juego de box. Recuerdo que me hacían burla porque buscaba cualquier momento para ponerme a jugarlo. Es un título con el que siempre regreso a mi infancia. La primera vez que derroté a King Hippo me sentí como el rey del mundo y en aquel entonces no pude derrotar a Mike Tyson, pero vaya que lo intenté.

Varias veces, de madrugada, me escabullía en la habitación en la que se encontraba una pequeña televisión con perillas conectada con el NES. Encendía todo con mucho cuidado e intentaba una y otra vez vencer a Bald Bull. No puedo ni siquiera contar las veces que me mandó a la lona con su famoso Bull Charge, pero lo que sí recuerdo es la satisfacción que sentí la primera vez que logré noquearlo con un golpe preciso en el abdomen.

Adventures of Lolo

Pocos juegos me han causado una obsesión tan grande como éste. Le dediqué muchísimas horas y me sentía muy inteligente cada vez que resolvía un cuarto. En una plática con una de mis primas me enteré de que una de sus amigas era muy buena en Adventures of Lolo y que lo había terminado… ¡lo había terminado!

Obviamente le pregunté a mi prima si la podía llevar a la casa para enseñarme cómo pasarlo y fui el niño más feliz. Creo que esa experiencia es con la que puedo conectar perfectamente mi infancia con Lolo. Cada vez que regreso a él, es una buena cucharada de nostalgia y buenos recuerdos.

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